Desarrollo
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50 Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)<br />
comunicacionales por parte de los jóvenes con respecto de los adultos, estos<br />
no habían podido plasmar dichos logros en el campo del empleo (CEPAL/<br />
OIJ, 2004). En este sentido, para que los jóvenes puedan tener acceso a<br />
oportunidades laborales, se requiere que se expanda la generación de<br />
puestos de trabajo de calidad, pero también que la juventud esté capacitada<br />
para aprovechar dicha expansión (CEPAL/OIJ, 2008).<br />
D. Los jóvenes que no están incorporados<br />
a los sistemas educativos y no tienen<br />
un empleo remunerado<br />
Se estima que aproximadamente 30 millones de jóvenes en América Latina,<br />
equivalente al 22% del total, se encuentran desvinculados de los principales<br />
ejes de la inclusión social: el sistema educativo y el mercado laboral. Esta<br />
situación no solo implica una importante desventaja en términos presentes<br />
y futuros para no caer en condición de pobreza, o para salir de ella, sino que<br />
también lleva consigo una etiqueta negativa que los estigmatiza.<br />
El estigma se construye en torno a la idea de que los jóvenes que<br />
no están incorporados al sistema educativo o al mercado laboral son<br />
una población de riesgo que se asocia a problemas como la vagancia, la<br />
delincuencia, el abuso de alcohol y las drogas. La realidad es que este<br />
grupo de jóvenes es muy heterogéneo y, por esta razón, se hace necesario<br />
visibilizar su complejidad y diversidad de situaciones, además de los<br />
motivos de la exclusión. Esto permitiría identificar otros caminos de<br />
integración social que está siguiendo este grupo de la población juvenil.<br />
Como se evidenció en un reciente estudio de la CEPAL (2014b),<br />
el grupo de jóvenes desvinculados del sistema educativo y del mercado<br />
laboral está constituido en su mayoría por mujeres (73,5%) y residentes de<br />
zonas urbanas (63,5%); las excepciones son Guatemala y Honduras, donde la<br />
mayoría de estos jóvenes viven en áreas rurales. A pesar de que las diferencias<br />
entre tramos etarios no son muy significativas, la mayoría de los jóvenes que<br />
no estudian ni se encuentran empleados tienen entre 20 y 24 años (37,5%) y<br />
este número disminuye en el tramo de 25 a 29 años (30,1%), lo que da cuenta<br />
de la característica dinámica y transitoria de la condición de actividad de los<br />
jóvenes. Finalmente, se observan brechas considerables entre los quintiles de<br />
ingreso, ya que cerca del 50% de quienes no estudian ni tienen un empleo<br />
remunerado pertenecen a los dos primeros quintiles de ingreso 8 .<br />
Más de la mitad (55%) de los jóvenes que no estudian ni se encuentran<br />
empleados se dedican a tareas de cuidado y trabajo doméstico no remunerado<br />
(véase el gráfico I.15). Este hecho evidencia una distinción de género, ya que<br />
la gran mayoría de las personas jóvenes que se dedican a esta actividad<br />
8<br />
Véanse más detalles acerca de los jóvenes no vinculados al sistema educativo y al mercado<br />
laboral en CEPAL (2014).