Desarrollo
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88 Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)<br />
En el campo de la salud, se tiende a percibir a la juventud como una<br />
etapa de riesgo y transgresión (Krauskopf, 2000). Desde esta perspectiva<br />
más bien negativa y restringida del período juvenil, se focaliza la atención<br />
sobre los jóvenes según el problema específico que padecen. Como<br />
consecuencia, las intervenciones se enfocan sobre el individuo y omiten<br />
el papel de los contextos socioeconómicos y socioculturales en estos<br />
comportamientos. Pese a que esta postura ha empezado a cambiar un<br />
poco, aún persiste en el área del consumo de drogas lícitas e ilícitas.<br />
Aunque son múltiples los factores por los cuales los jóvenes pueden<br />
tener conductas abusivas con las sustancias (desde influencias genéticas,<br />
familiares o de pares hasta características individuales), en esta sección se<br />
propone que el consumo de dichas sustancias está muy relacionado con<br />
los contextos socioculturales y que dicho consumo adquiere significación<br />
para los usuarios 3 .<br />
Los elementos que desencadenan el inicio del consumo de<br />
sustancias se encuentran a nivel del individuo y en las relaciones<br />
interpersonales con los pares. Si bien las toxicomanías son consideradas<br />
como psicopatologías con un fuerte arraigo orgánico por el nivel de<br />
dependencia que ejercen en el organismo, tensionando en gran medida<br />
la voluntad de las personas (ver Reith, 2004), antes de la adicción<br />
encontramos escenarios de exposición al consumo definidos por la<br />
cultura y las relaciones interpersonales. En este ámbito, los procesos<br />
de construcción identitaria juegan un importante papel de mediación<br />
entre los jóvenes y el consumo de sustancias. Esta influencia está dada,<br />
en parte, por el posicionamiento del consumo de drogas legales en los<br />
medios de comunicación, como el cine, el fútbol o la publicidad.<br />
A nivel social, la precariedad y exclusión social tienen su propia<br />
dinámica en torno al uso y la distribución de sustancias lícitas e ilícitas. Las<br />
condiciones precarias e inestables en el hogar, la vida en situación de calle<br />
o la itinerancia entre el hogar, las instituciones de acogida, de tratamiento<br />
o de reclusión y la calle constituyen escenarios especialmente riesgosos<br />
para los jóvenes en cuanto al abuso y las adicciones a diversas sustancias.<br />
Las problemáticas que los aquejan refuerzan la exclusión social desde una<br />
fuerte estigmatización como sujetos marginales, adictos y violentos, que<br />
no solo se manifiesta en las interacciones cotidianas, sino también en los<br />
servicios de salud que deberían acogerlos.<br />
El abuso de drogas lícitas e ilícitas es un grave problema de salud<br />
pública debido a sus extensos efectos adversos tanto a nivel personal<br />
3<br />
Se entiende por consumo indebido o abusivo aquel que implica daños potenciales para la salud<br />
del consumidor, su capacidad de inserción productiva, su autoestima, la estabilidad de su<br />
familia y la defensa de su comunidad (Hopenhayn, de Rementería y Sunkel, 1999).