Desarrollo
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Juventud: realidades y retos para un desarrollo con igualdad 95<br />
son los jóvenes de estratos altos los que más declaran usar sustancias<br />
ilícitas (INJUV, 2013; SESC/CONJUVE/INE, 2011). Esto vuelve compleja<br />
la imagen del joven pobre y drogadicto, y puede estar relacionado<br />
con la disponibilidad de un mayor ingreso por parte de los jóvenes<br />
económicamente aventajados. No obstante, el consumo juvenil de<br />
drogas puede estar asociado a diversos procesos en diferentes entornos<br />
socioeconómicos. En el caso de los jóvenes de estratos bajos puede reflejar<br />
falta de oportunidades, frustraciones ante un sistema educativo que no<br />
responde a sus necesidades o conflictos en el entorno familiar. Además,<br />
los jóvenes con dependencia de sustancias ilícitas de estratos bajos ven<br />
restringidas las posibilidades para acceder a un tratamiento, por lo que las<br />
adicciones se tornan especialmente debilitantes y problemáticas.<br />
Se entiende que el uso abusivo de sustancias es un efecto y una<br />
causa de exclusión social. En la ausencia de factores de protección,<br />
elementos como la pobreza, la desigualdad, una realidad laboral con<br />
oferta principalmente en el mercado informal, la escasez de vivienda,<br />
modelos escolares que no siempre responden a sus necesidades, y nuevas<br />
configuraciones familiares pueden generar contextos de vulnerabilidad<br />
para el uso abusivo de sustancias.<br />
A la vez, los jóvenes con dependencia de sustancias son estigmatizados<br />
y excluidos, lo que tiene secuelas negativas tanto para su salud como<br />
para las probabilidades de recibir tratamiento adecuado para superar<br />
dicha dependencia. En varias investigaciones en este ámbito se establece<br />
una diferencia entre el estigma a nivel interpersonal y a nivel estructural<br />
(Hatzenbuehler y Link, 2014; Link y Phelan, 2014). El estigma estructural<br />
se define como “condiciones societales, normas culturales y políticas<br />
institucionales que restringen las oportunidades, los recursos y el bienestar de<br />
los individuos o grupos estigmatizados” (Hatzenbuehler y Link, 2014, pág. 2).<br />
La estigmatización es, entonces, uno de los factores que genera exclusión<br />
social y su acción se ve legitimada por condiciones estructurales.<br />
2. La salud mental de los jóvenes: no hay salud<br />
sin salud mental<br />
Otro grupo de la población juvenil que enfrenta el estigma es aquel<br />
integrado por jóvenes con problemas de salud mental. Existe una fuerte<br />
relación entre los problemas de salud mental y otros problemas de salud,<br />
y también entre los problemas de salud mental y los problemas más<br />
generales vinculados al desarrollo juvenil. En particular, los problemas de<br />
salud mental están asociados con el rendimiento escolar, el uso y abuso<br />
de sustancias, la violencia, y la salud sexual y reproductiva. Por ello, la<br />
salud mental tiene un impacto significativo en el desarrollo de los jóvenes<br />
y repercute directamente en la posibilidad de vivir una vida plena y lograr<br />
una integración económica y social.