Desarrollo
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Juventud: realidades y retos para un desarrollo con igualdad 41<br />
Recuadro I.2<br />
Trabajo adolescente en América Latina<br />
Muchos jóvenes inician su vida laboral en la adolescencia (período<br />
que va de los 12 a los 17 años), por lo que deben compatibilizar los<br />
estudios con el trabajo (remunerado y no remunerado). La promoción y<br />
el resguardo de sus derechos se sustentan en las normativas de cada<br />
país y en tres instrumentos internacionales: el Convenio sobre la Edad<br />
Mínima de Admisión al Empleo, 1973 (Núm. 138), el Convenio sobre las<br />
Peores Formas de Trabajo Infantil, 1999 (Núm. 182), y la Convención<br />
sobre los Derechos del Niño. Pese a estas iniciativas, en muchos países<br />
de la región, el trabajo adolescente, en su mayoría informal, se realiza en<br />
las peores condiciones.<br />
Es importante recalcar que no todas las tareas realizadas por los<br />
adolescentes deben clasificarse como trabajo que se ha de eliminar. “Por<br />
lo general, la participación de los niños o los adolescentes en trabajos que<br />
no atentan contra su salud y su desarrollo personal ni interfieren con su<br />
escolarización se considera positiva” (OIT, s/f ). De manera complementaria,<br />
en el Convenio sobre la Edad Mínima de Admisión al Empleo se establece<br />
que dicha edad mínima no deberá ser inferior a la edad en que cesa la<br />
obligación escolar (14 a 15 años), aun cuando esta edad puede variar de<br />
un país a otro. Además, se establece que los niños de entre 13 y 15 años<br />
podrán realizar trabajos ligeros, siempre y cuando ello no ponga en peligro<br />
su salud, ni obstaculice su educación. En consecuencia, si bien quienes<br />
integran el grupo etario que comprende la adolescencia están sujetos a los<br />
mismos derechos que cualquier persona adulta, el del trabajo es un derecho<br />
supeditado al respeto de otros derechos, como la educación, la salud, la<br />
recreación y otros (OIT, 2010).<br />
En América Latina (18 países), aproximadamente uno de cada seis<br />
adolescentes de entre 12 y 17 años se encuentran empleados en el mercado<br />
laboral y, de ellos, más de la mitad deben compatibilizar los estudios con el<br />
trabajo remunerado. Al revisar la situación de los adolescentes según tramos<br />
de edad, se constata que el 11% de los adolescentes de 12 a 14 años se<br />
encuentra trabajando, cifra que aumenta al doble en el tramo de 15 a 17 años.<br />
Aunque el trabajo adolescente adopta muchas formas diferentes, una<br />
prioridad es la eliminación inmediata del trabajo peligroso. Este se refiere al<br />
trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo,<br />
es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad. En un estudio<br />
reciente de la OIT (2015), donde se consideran nueve países de la región<br />
(Bolivia (Estado Plurinacional de), Brasil, Costa Rica, Ecuador, El Salvador,<br />
Honduras, México, Nicaragua y Uruguay), se da cuenta de que la proporción<br />
de adolescentes de 15 a 17 años empleados en este tipo de trabajos es de<br />
aproximadamente un 60% del total de trabajos realizados por este grupo<br />
etario. Asimismo, en el estudio se pone énfasis en que en los países donde<br />
las diferencias entre la población rural y la urbana son más marcadas y donde<br />
predomina la agricultura, las tasas de trabajo peligroso son más elevadas.<br />
Por otra parte, los factores de género también parecen importantes para<br />
determinar la participación en el trabajo peligroso, en donde los hombres<br />
tienen más probabilidades, tanto en términos relativos como absolutos.