29.01.2023 Views

Nosotros en la luna - Alice Kellen

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

y que en aquel momento estuviese siendo esa Ginger que no me gustaba.

Sacudí la cabeza.

—Debería gritarte. Debería…

—Tú no haces esas cosas.

—Ya. Pero quiero hacerlo.

—Me gustaría que intentásemos ser amigos. No te pido que nos veamos

siempre ni nada de eso, pero, no sé, podríamos quedar alguna tarde y

tomarnos un café.

Me picaba la nariz. Me picaba la nariz y no era por Dean, era por mí.

Creo que lo menos importante de aquella situación era él. Clavé la vista en

el cubrecama, en un hilito suelto de color morado que parecía haberse

quedado ahí, solo, sin hilvanar. Qué vida más perdida, pensé. Vivir atado a

un punto, pero ser incapaz de formar parte del siguiente, anclado en medio

de la nada. Como me sentía en ese momento. Dos partes de mí

enfrentándose. Una quería perdonar a Dean, intentar ser su amiga, recuperar

resquicios de esa relación que nos había unido durante tantos años. La otra

deseaba levantarse, coger aire y empezar a gritarle. Pero ni siquiera sabía el

qué, porque no lo odiaba. Me dolía cómo había hecho las cosas, pero, sobre

todo, me dolía cómo me las había tomado en su momento, porque entonces

era cuando tendría que haber reaccionado. Y no por él, sino por mí. Ahora

sentía que ese tren había pasado y que ya no tenía ningún sentido que me

esforzase por subirme a él. Porque a la Ginger de ese momento, en el fondo,

ni siquiera le apetecía ir en tren.

Y entonces recordé que, de algún modo, tragarme aquel dolor me había

conducido a Rhys. Qué ironía. Supongo que cada acto, cada detalle, cada

decisión nos guía a un destino diferente, uno que a veces puede cambiarlo

todo cuando menos te lo esperas.

—Si quieres que te deje a solas…

Negué con la cabeza y lo miré.

—Te perdono.

Dean sonrió y respiró hondo. Luego, antes de que pudiese prepararme

para lo que iba a hacer, se inclinó y me abrazó. No fui capaz de rodearle la

espalda con los brazos, pero tampoco me aparté. Me quedé quieta, un poco

incómoda, hasta que me soltó.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!