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Nosotros en la luna - Alice Kellen

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solo unos metros de distancia. Seguía provocándome eso. El deseo. Las

ganas.

—¿Qué pasa? ¿Rhys? —preguntó.

—Leon no para de llorar. Date prisa.

—Cógelo. Le encanta estar en brazos.

—Pero… no puedo hacer eso…

—Rhys, tengo el pelo lleno de espuma. Puedes hacerlo. Solo te inclinas,

lo sacas del carrito y te sientas en el sofá. Dejará de llorar, te lo aseguro. Es

fácil.

Mascullé entre dientes conforme me alejaba de la puerta. Al bajar, el

crío seguía llorando, mirándome con los ojos húmedos, esperanzadores,

intentando dar pena. Y lo hacía genial, desde luego. Suspiré hondo antes de

levantarlo y sostenerlo contra mi pecho con fuerza. Me daba miedo todo;

que se me cayese, apretarlo demasiado, yo qué sé. Lo acerqué hasta la

cristalera y se quedó unos segundos ensimismado mirando cómo se mecía

el agua de la piscina bajo los últimos rayos de aquel atardecer lento.

Después, cuando pareció cansarse, me senté en el sofá con él en el regazo,

tumbado y más tranquilo.

Cogió con una mano el chupete que llevaba colgando de la camiseta y

se lo puso él mismo. Sonreí. Luego nos quedamos mirándonos fijamente el

uno al otro. Y no sé. En ese instante de silencio, solos allí, observándonos,

él succionando con fuerza ese chupete, yo acunándolo…, recordé aquel

mensaje que le escribí a Ginger más de un año atrás y que seguramente

habría leído hacía tan solo unas horas. Ese en el que le confesaba que, en

ocasiones, deseé que aquel bebé que esperaba hubiese sido mío. Que quise

que todo hubiera sido distinto, como en una realidad paralela. Tiempo

después pensé que quizá había enloquecido momentáneamente, pero…

volví a equivocarme.

Alcé la mano que tenía libre y le rocé uno de los mofletes. Él no se

inmutó, siguió mirándome atento con esos inmensos ojos oscuros. Me

pregunté cómo sería vivir así, confiando a ciegas en cualquier desconocido

que de repente te cogiese en brazos, relajándote hasta el punto de quedarte

dormido sin miedos ni temores, sin la cabeza llena de dudas, de tantos hilos

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