29.01.2023 Views

Nosotros en la luna - Alice Kellen

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—¿De verdad vas a quedarte esperando el regalo?

—No me mires así, Kate. Si me voy y viene el repartidor y no estoy, ya

no lo recibiré hasta que terminen las vacaciones de Navidad. No puedo

aguantar tanto.

—Vale. Avísame si te arrepientes. Me tomaré un café con las chicas y

luego iremos a ese pub en el que estuvimos la otra noche, porque Claire

olvidó allí sus llaves.

Cuando me quedé a solas, cogí los dos libros de clase que todavía no

había metido en la maleta y aproveché para repasar algunos apuntes y hacer

algo útil. De vez en cuando me distraía mirando de nuevo por la ventana,

contemplando a un grupo de estudiantes que reían en la parte lateral de la

residencia mientras se fumaban un cigarro. Parecían de primer o segundo

año. A veces aún tenía que recordarme que aquel era el último para mí,

porque seguía viéndolo irreal. Y lo peor de todo es que no estaba

especialmente ilusionada por ello.

Llamaron al timbre de la puerta.

Me levanté tan rápido que me golpeé en la rodilla con el canto de la

mesita y solté una maldición por lo bajo. Inspiré hondo y caminé descalza

pensando que no importaba demasiado que el mensajero me viese con un

calcetín de cada color y un pijama de renos.

Solo que, al abrir, había otra persona en la puerta.

Un chico rubio de cabello despeinado y sonrisa perezosa que estaba

apoyado en el marco, como si pasase todos los días por allí y hubiese

recorrido un montón de veces aquel pasillo de la residencia. Sentí un tirón

en el estómago. Me miró. Lo miré.

—Feliz cumpleaños, galletita Ginger.

—Rhys… —Casi no me salía la voz.

—Un poco más de entusiasmo.

—¡No, maldita sea…, es que… no me esperaba esto! ¡Rhys! ¡Estás

aquí! —Extendí las manos y lo toqué, así sin pensar. Apoyé las palmas en

su pecho, y él se echó a reír de esa forma que aún recordaba tan bien,

arrugando las comisuras de los ojos—. ¡Rhys!

Lo abracé tan fuerte que casi me colgué de su cuello.

Y nos quedamos allí. Respirando. Callados. Unidos.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!