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Nosotros en la luna - Alice Kellen

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—Ya, pero se supone… que conozco esta empresa desde pequeña…

Llevo años haciéndome a la idea de que este sería mi futuro, y ahora no

estoy segura de poder conseguirlo.

—Tampoco es algo impepinable.

—¿Impepinable? ¿De dónde has sacado esa palabra?

—La dice Amanda. Déjalo. No te desvíes del tema.

Amanda era la novia de mi hermana. Otra de esas cosas que mis padres

no esperaban de Dona: que fuese lesbiana. Como tampoco esperaron que no

quisiese saber nada del negocio de armarios. O que estudiase Bellas Artes.

O que decidiese raparse la cabeza poco después de entrar en ese lugar de

copas en el que seguía trabajando. Yo, en cambio, me esforzaba por ser todo

lo que esperaban de mí, incluso aunque nunca me lo hubiesen pedido.

«¿Por qué lo haces, Ginger?» A veces esa pregunta se colaba en mi

cabeza, buscando algún rincón lleno de polvo en el que quedarse rezagada.

Pero nunca dejaba que lo hiciese. Siempre terminaba abriendo las ventanas

y echándola fuera rápidamente.

—Lo que intento decir —prosiguió Dona— es que no estás obligada a

hacer algo que no te guste, lo sabes, ¿verdad? Puedes cambiar de opinión,

Ginger. Yo lo hice.

—Pero llevo años preparándome para esto…

—A veces, las cosas no salen como esperamos.

—Y Dean…, él lo está haciendo todo bien.

—Tú también lo haces bien. Es distinto.

—No. No lo entiendes. ¿Recuerdas que la semana pasada me acosté de

madrugada durante tres o cuatro noches? No estaba hablando con Rhys,

estaba escribiendo un informe con unas propuestas que quería presentarle a

papá. Esa es otra, llamar «papá» al jefe me suena rarísimo. El caso es que

me esforcé mucho a la hora de enfocarlas adecuadamente, ya sabes lo

reacio que es él a los cambios. ¿Y para qué? Para nada. El otro día entré en

su despacho, distinguí una esquina del informe bajo un montón de papeles,

le pregunté si lo había leído y me dijo: «No he tenido tiempo, pero seguro

que es estupendo, cariño».

—Ya. Entiendo. Te trata como si fueses su hija y no una empleada más.

Te refieres a eso, ¿no? Es complicado, Ginger. Papá te adora. Eres su ojito

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