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Nosotros en la luna - Alice Kellen

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aguantaré mucho más. Me gusta conocer gente. Me gusta recorrer el mundo

y dormir en cualquier lugar, pero al cabo de unos días siempre termino por

necesitar mi espacio, la soledad, o siento que me ahogo si estoy rodeado de

personas. Seguro que también le encuentras sentido a eso.

Y en cuanto a París… No lo sé…

Pero al irme tuve la sensación de que me dejaba algo.

Y no, a eso no intentes buscarle el sentido, Ginger.

De: Ginger Davies

Para: Rhys Baker

Asunto: RE: RE: RE: Amigos 4ever

Jo, Rhys, no soporto pensar que estás triste. Y tan lejos. Quiero decir

que, si estuvieses aquí, quedaríamos a tomar un café y te animaría diciendo

alguna tontería de esas que solo a ti no te avergüenzan. Pero creo que

entiendo lo que me has explicado. Esa sensación de que, al estar allí, estás

cerca de casa. Imagino que no puedes quitártelo de la cabeza. No sé qué

decir para hacerte sentir mejor, pero te haré caso y te contaré lo de Dean.

Tenía amigos, pero siempre salíamos en el mismo grupo. Y no es que él

haya querido dejar de relacionarse conmigo, en parte he sido yo, porque no

es agradable salir con tu grupo una noche a tomar algo y ser testigo de

cómo tu ex intenta ligar con la camarera y termina consiguiendo su número

de teléfono, ¿verdad? Pues eso ocurrió la primera vez que me animé a ir a

dar una vuelta. Mira, no sé, no soy una de esas chicas fuertes y

supervalientes que lo dejan con su novio al cabo de cinco años y a las dos

semanas están como si nada hubiese ocurrido. Ahora es cuando siento que

empiezo a sentirme mejor, que voy encontrándome a mí misma. No te rías

de mí, pero tenías razón. Éramos como siameses, lo hacíamos todo juntos.

Quizá por eso me ha costado acostumbrarme. Ya sabes, levantarme cada

mañana y recordarme que no tenía que llamarlo a él para despertarlo porque

siempre apagaba la alarma, o quedar en la puerta de su residencia para ir

caminando hacia la universidad y pillar un café en la cafetería de la esquina,

antes de llegar, esa en la que hacen el mejor capuchino del mundo (no te

imaginas lo riquísimo que está). O compartir casi todas las clases. Y luego

también nuestra vida social. Ha sido como cortar el cordón umbilical. Algo

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