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Nosotros en la luna - Alice Kellen

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sus pestañas, en las pecas casi imperceptibles que rodeaban el contorno de

su nariz, en sus labios mojados, entreabiertos…

—Voy a salir ya a tostarme al sol.

—Vale. Ahora voy yo —dijo.

Respiré cuando me alejé de él y volví a sentarme en la toalla. Abrí la

mochila y cogí un trozo de sandía mientras lo observaba nadar a lo lejos

dando algunas brazadas sin prisa. Luego me tumbé y sonreí sin más al

sentir la calidez del sol acariciándome.

—Te quemarás si no te pones protector.

Abrí un ojo. Rhys se dejó caer a mi lado.

—Si en nada empezará a atardecer…

—Es mi consejo. Eres…, bueno…, tú verás.

—¿Qué soy? —Me incorporé.

—Blanca, Ginger. Muy blanca.

—¡No tanto!

—Casi translúcida.

—Eres idiota.

—¿Te pongo crema solar o no?

—No, gracias.

Le robé las gafas de sol que acababa de coger de la mochila y me las

puse. Eran de estilo aviador. No quise pensar en lo bien que le sentarían a

él. Me dejé envolver por el murmullo del mar, aquel aroma a verano y la

paz que se respiraba allí, así que cuando volví a abrir los ojos el sol ya casi

había desaparecido tras el horizonte y el cielo estaba teñido de un tono

anaranjado que se reflejaba en el agua. Bostecé y miré a Rhys, que tenía los

auriculares puestos mientras contemplaba el atardecer. Sonrió al ver que me

había despertado.

—¿Cuánto tiempo llevo dormida?

—Bastante. Estarías cansada por el viaje.

—Sí. ¿Qué escuchas?

—Unos temas de la sesión.

—¿Puedo? —pregunté dubitativa.

—Claro. —Me tendió el cable de uno de los auriculares—. Quizá no te

guste tanto como la última. Quiero decir, que no hay voz, solo es música

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