29.01.2023 Views

Nosotros en la luna - Alice Kellen

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

había podido mantener la boca callada con respecto a Rhys. No sé por qué

nunca se lo había comentado a mi madre cuando me llamaba por las noches

y yo respondía a la mitad de las cosas con monosílabos porque estaba

deseando colgar y encender el ordenador. Supongo que la relación que

teníamos me resultaba tan especial que quería guardármela para mí, como

esas cosas materiales que a veces te gustan tanto que terminas por no

usarlas para no correr el riesgo de perderlas o dañarlas. Yo quería conservar

a Rhys. Y, en cierto modo, me gustaba que aquello fuese «solo nuestro».

Me preguntaba si él le habría hablado a alguien sobre mí. Conociéndolo,

apostaba cualquier cosa a que no.

—¿A qué se dedica? —preguntó mi padre.

Sacudí la cabeza antes de suspirar hondo.

—Es DJ. También compone canciones.

Aunque aún no me había dejado escuchar ninguna, pero eso no lo dije.

Observé cómo papá fruncía un poco el ceño antes de fijar la vista en su

plato. Dona me sonrió.

—A mí me parece fascinante. Todo él.

—¿Todo él? —preguntó mamá.

—Lo que me ha contado —explicó mi hermana.

—¿Y qué tiene de fascinante? —Papá la miró.

—Bueno, viaja por todo el mundo, ¿verdad, Ginger? Y lo hace solo.

Creo que es un buen ejercicio para conocerse a sí mismo. —Dona leía unos

mil libros al año de autoayuda y, aunque había estudiado Bellas Artes, para

decepción de mi padre, tenía alma de psicóloga o algo así—. Y escribe sin

faltas de ortografía. Eso siempre es un plus.

—Supongo que sí —asintió mamá.

Hablar de Rhys con mi familia era, probablemente, lo último que me

apetecía del mundo. Aparte de tener que pasarme la mitad del verano

acudiendo a la oficina para trabajar con papá, claro. Y, por desgracia, en

torno a esos dos asuntos giró la conversación durante toda la comida. Así

que, cuando llegamos a casa, que estaba en un barrio residencial al este de

Londres, casi celebré tener un rato de intimidad para deshacer las maletas.

Mi antigua habitación estaba tal y como la había dejado cuando me

marché a la universidad. Era tan típica que podría servir como decorado

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!