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Nosotros en la luna - Alice Kellen

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GINGER

No sé cómo conseguí entrar en esa habitación, porque estaba temblando y el

corazón me latía con tanta fuerza que era incapaz de escuchar nada más.

Avancé un par de pasos, nerviosa. Tenía un nudo en la garganta.

Y entonces lo vi. Estaba tumbado en la cama. Despierto. Su mirada

abandonó la ventana y se clavó en mí. No me esperaba. Me fijé en su

mandíbula, en cómo se tensaba. En los hombros rígidos de repente.

También en cómo su pecho subía al coger aire. Y luego…, luego… fue

como si dos años quedasen atrás de un plumazo, de golpe, porque lo

siguiente que recuerdo fue que dejé caer el bolso al suelo, corrí hacia él y lo

abracé entre lágrimas. No dijimos nada. Solo eso. Nos abrazamos en

silencio. Me dejé envolver por su olor, ese que aún seguía resultándome

familiar, por la piel cálida de su cuello contra mi mejilla.

—No puedo creer que estés aquí…

—¿Cómo no iba a venir?

—No sé…, no lo sé…

—Me llamaron —aclaré.

Me aparté de él para poder mirarlo. Rhys parecía algo confundido; el

ceño fruncido, los labios secos, el rostro más delgado desde la última vez

que nos habíamos visto. Le pasé una mano por la frente, apartándole

algunos mechones de cabello que se escurrían desordenados. Él me miraba

fijamente, aturdido, como intentando comprender que de verdad estaba allí,

que era real, que había cogido el primer vuelo disponible por él.

—Ginger… —Me sujetó la muñeca.

—Tranquilo. No voy a irme.

—Vale… —Inspiró hondo.

—Aunque no puedo quedarme aquí mucho más tiempo, porque he

dejado a Leon con las chicas de recepción un momento. Pero me ha dicho la

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