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Nosotros en la luna - Alice Kellen

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RHYS

Olía a algo delicioso. Como a un pastel de nata o a un caramelo dulce.

Inspiré hondo, con la barbilla apoyada en su hombro y mis manos

rodeándole la cintura.

—No te has quitado el abrigo —susurré.

Negó con la cabeza y comencé a desabrochar los botones grandes que

llevaba por delante. La ayudé a desprenderse de la prenda y, al moverse, se

giró hacia mí. Sus piernas quedaron sobre las mías y nuestros ojos se

buscaron en medio de la penumbra de la habitación. Contuve el aliento

cuando alzó una mano y enredó los dedos en mi pelo antes de descender

rozándome la piel, dibujando en un trazo suave el contorno del rostro, de

los labios, de la mandíbula. No aparté la mirada de ella mientras lo hacía.

—¿Por qué no podemos…? —preguntó bajito.

—Ginger… No me lo pongas más difícil.

—Podríamos quedarnos con el recuerdo.

—Los recuerdos no son solo eso. Son mucho más.

—No significaría nada. Solo tú y yo. Una noche.

—Ven aquí, Ginger. —Suspiré y tiré de ella hasta que estuvo sobre mi

regazo. Estiré las piernas, tocando el otro extremo de la repisa. Y luego nos

quedamos allí durante horas, solo viendo nevar, dejando que el tiempo se

deshiciese. A veces nuestros labios se encontraban a medio camino. A

veces nos escuchábamos respirar. A veces tenía tantas ganas de romperlo

todo y desnudarla que sentía cómo me hormigueaban los dedos cada vez

que los deslizaba por el borde de su camiseta, cuando la tentación era más

fuerte, cuando sus besos eran más intensos, cuando casi me dolía mirarla.

—¿Y si nunca volvemos a coincidir, Rhys?

—¿Qué quieres decir? —Me estiré debajo de ella.

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