14.07.2023 Views

El-Sutil-Arte-de-Que-Te-Importe-Un-Carajo-Un-Enfoque-Disruptivo-Para-Vivir-Una-Buena-Vida-PDFDrive

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

en encontrar un primer empleo serio que me permitiera pagar algunas de mis

deudas recién salido de la carrera universitaria, habría sido un triste fracasado.

Crecí en una familia rica. El dinero nunca fue un problema; por el contrario,

en mi pudiente núcleo familiar los recursos monetarios por lo general se

utilizaban para evitar problemas más que para resolverlos. Una vez más, fui

afortunado, porque eso me enseñó desde temprana edad que hacer dinero, en sí

mismo, representaba una mala idea para mí. Podías poseer mucho capital y ser

miserable, así como podrías ser pobre y muy feliz. Por lo tanto, ¿para qué usar el

dinero como un medio para medir mi valía personal?

En lugar de ello, mi valor radicaba en algo diferente. Era la libertad, la

autonomía. La idea de ser un novel empresario siempre me atrajo porque odiaba

que me dijeran qué hacer y prefería hacer las cosas a mi modo. La idea de

trabajar en internet me atraía porque lo podía hacer desde cualquier lado y

cuando quisiera.

Me formulé una simple pregunta: “¿Preferiría ganar relativamente bien y

tener un empleo detestable, o sería mejor jugar al empresario de internet y ser

pobre un rato? La respuesta fue inmediata y contundente: la segunda opción.

Entonces me pregunté de nuevo: “Y si pruebo esto y fracaso en unos años y debo

conseguir trabajo de nuevo, ¿en realidad habré perdido algo?” La respuesta fue

no. En vez de ser un veinteañero sin dinero y sin empleo, sería un tipo de 25

años sin dinero, sin trabajo y sin experiencia. ¿A quién le importaba?

Con este valor, no perseguir mis propios proyectos se convertía en el fracaso,

no la falta de dinero, ni dormir en los sofás de amigos y de familiares (lo cual

continué haciendo por casi dos años más), ni tener un currículum vacío.

La paradoja del fracaso/éxito

Un día, cuando Pablo Picasso ya era un hombre mayor, sentado a la mesa de un

café en España, dibujaba algo en una servilleta usada. Muy despreocupado, se

dedicaba a bosquejar lo que le viniera en gana en ese momento, algo así como

cuando los adolescentes garabatean partes masculinas en las paredes de los

baños, excepto que en este caso se trataba de Picasso, así que sus falos de

sanitario eran una genialidad cubista-impresionista plasmada sobre las manchas

de café de aquella servilleta.

De cualquier modo, una mujer que estaba sentada cerca de él, lo observaba

con admiración. Después de un rato, Picasso terminó de beber su café, arrugó la

servilleta y se disponía a desecharla en su camino hacia la salida.

La mujer lo detuvo.

—Espere —dijo —. ¿Puedo conservar la servilleta en la que usted estaba

dibujando? Le pagaré por ella.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!