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esfuerzo que están eligiendo realizar.
Utilizo el ejemplo del engaño en una relación romántica pero este proceso
aplica a cualquier clase de violación de la confianza en cualquier relación.
Cuando la confianza se destruye, sólo es posible reconstruida si se dan los
siguientes dos pasos: 1) si el destructor de la confianza admite los valores reales
que causaron la acción y asume su falta, y 2) si el destructor de la confianza
construye un historial sólido de mejoría en su comportamiento a largo plazo. Sin
el primer paso, no debería haber un intento de reconciliación en primer lugar.
La confianza es como un plato de vajilla: si lo rompes una vez, con ciertos
cuidados y atención lo puedes volver a armar; pero si lo rompes de nuevo, se
fracciona en más piezas y ahora requiere más tiempo para armarlo otra vez. Si lo
rompes más y más veces, eventualmente se hará añicos y será imposible
restaurarlo; hay demasiadas piezas rotas y demasiado polvo.
La libertad a través del compromiso
La cultura del consumismo es muy buena para propiciar que deseemos más, más
y más. Bajo ese bombo y mercadotecnia se halla implícito que más siempre es
mejor. Yo mismo compré esa idea por años. Haz más dinero, visita más países,
ten más experiencias, duerme con más mujeres . . .
Pero más no siempre es mejor. De hecho, lo cierto es lo contrario: somos más
felices con menos. Cuando nos sobrecargan con oportunidades y opciones,
sufrimos lo que los psicólogos llaman la paradoja de la elección. Básicamente,
mientras más opciones nos den, menos satisfechos nos sentiremos con lo que
escojamos, porque estamos conscientes de todas las otras alternativas de las que
estamos totalmente privándonos.
Bajo esa perspectiva, si tienes la opción de dos lugares en los cuales ir a
radicar y escoges uno, es probable que te sientas más confiado y cómodo con
que la elección que hiciste es la correcta. Estarás satisfecho con tu decisión.
Pero si se te presentan 28 opciones similares y eliges una, la paradoja de la
elección señala que es probable que pases años rompiéndote la cabeza, dudando
y volviendo a preguntarte si en realidad hiciste la elección “correcta”, si de
verdad estás maximizando tu propia felicidad. Dicha ansiedad, ese deseo de
certidumbre, perfección y éxito, te harán infeliz.
Así que, ¿qué hacemos? Bueno, si te pareces al que yo fui alguna vez,
evitarás escoger del todo; buscarás mantener tus opciones abiertas lo más
posible. Evitarás el compromiso.
Sin embargo, a pesar de que invertir emocional y profundamente en una
persona, un lugar, un trabajo o una actividad podría negarnos la amplitud de
experiencias que quisiéramos, el perseguir esa amplitud nos niega la oportunidad