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El-Sutil-Arte-de-Que-Te-Importe-Un-Carajo-Un-Enfoque-Disruptivo-Para-Vivir-Una-Buena-Vida-PDFDrive

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por una mala infancia. Hay quienes son abusados y violados y lastimados física,

emocional y financieramente. A ellos no se les puede culpar por sus problemas y

sus obstáculos, pero aún son responsables —siempre son responsables— de

seguir adelante a pesar de sus problemas y de elegir las mejores opciones que

puedan, dadas sus circunstancias.

Y seamos honestos: si sumaras a todas las personas que padecen algún

desorden psiquiátrico, que luchan contra la depresión o contra pensamientos

suicidas, que han sido sujetos de negligencia o abuso, que han pasado por la

tragedia o la muerte de un ser querido o que han sobrevivido a serios problemas

de salud, accidentes o traumas; si sumas a todas esas personas y las pusieras en

una habitación, bueno, quizá tendrías que llamarnos a todos nosotros, porque

nadie pasa por la vida sin coleccionar algunas cicatrices en el camino.

Es cierto, algunas personas enfrentan mucho peores problemas que otros y

algunos son legítimamente victimizados de maneras terribles. Pero tanto como

esto nos trastorne o nos moleste, no cambia, en nada, la ecuación de la

responsabilidad de nuestra situación individual.

Victimismo chic

La falacia de la responsabilidad/culpa le permite a la gente endosarle a los demás

la responsabilidad de resolver sus problemas. Esta habilidad de deshacerse de la

responsabilidad a través de la culpa le otorga a las personas un bienestar efímero

y la sensación de creerse con derecho a todo.

Desafortunadamente, un efecto colateral del internet y de las redes sociales

es que se ha vuelto más fácil que nunca lanzarle la responsabilidad —incluso por

la más mínima de las infracciones—, a algún otro grupo o persona. De hecho,

este juego de culpa/vergüenza se ha vuelto tan popular que en ciertas esferas se

ve como algo cool. Compartir públicamente las “injusticias” atrae más atención

y más efusividad emocional que cualquier otro evento en las redes sociales;

legitima al tipo de persona que perpetuamente se siente victimizada con

cantidades enormes de atención y simpatía.

El “victimismo chic” está de moda por todos lados hoy, entre los ricos y los

pobres. De hecho, puede que ésta sea la primera vez en la historia de la

humanidad en la que cada grupo demográfico se ha sentido injustamente

victimizado de manera simultánea. Todos van montados en la indignación moral

que eso trae consigo.

En este momento, cualquiera que se sienta ofendido por cualquier

circunstancia —ya sea el hecho de que un libro sobre racismo fue autorizado

como parte de una clase universitaria o que los árboles de Navidad fueron

prohibidos en el supermercado local o que subieron los impuestos medio punto

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