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problemas personales entre dos individuos. La gente en una relación sana con
límites bien definidos asumirá la responsabilidad de sus propios valores y
problemas, y no asumirá la responsabilidad por los valores y problemas de su
pareja. La gente en una relación tóxica con límites mediocres o nulos evitará la
responsabilidad de sus propios problemas o asumirá la responsabilidad de los
problemas de su pareja.
¿Cómo son esos límites mediocres? Aquí expongo algunos ejemplos:
“No puedes salir con tus amigos sin mí. Ya sabes lo celosa que me pongo.
Tienes que quedarte en casa conmigo”.
“Mis compañeros de trabajo son unos idiotas, siempre hacen que me quede
más tarde en las reuniones porque les tengo que decir cómo hacer su trabajo”.
“No puedo creer que me hicieras sentir tan estúpida frente a mi propia
hermana. ¡Nunca me lleves la contra frente a ella de nuevo!”
“Me encantaría tomar ese trabajo en Milwaukee, pero mi mamá nunca me
perdonaría si me mudo tan lejos”.
“Puedo salir contigo, pero, por favor, no se lo cuentes a Cindy. Es que se
vuelve muy insegura cuando yo tengo novio y ella no”.
En cada escenario, la persona asume la responsabilidad por problemas o
emociones que no le pertenecen o está demandando que alguien más asuma la
responsabilidad por sus problemas o emociones.
En general, la gente que se siente con derecho a todo cae en una de ambas
trampas en sus relaciones: o esperan que el otro asuma la responsabilidad por sus
problemas: “Yo quería un fin de semana relajado aquí en casa. Debías haber
sabido eso y cancelar tus planes”, o asumen demasiada responsabilidad por los
problemas de otros: “Ella perdió de nuevo su trabajo, probablemente sea mi
culpa porque no la apoyé como debía. Mañana le ayudaré a reescribir su
currículum vitae”.
Las personas que se sienten con derecho a todo adoptan esas estrategias en
sus relaciones, como con todo, para no tener que asumir la responsabilidad de
sus propios problemas. Como resultado, sus relaciones son frágiles y falsas,
producto de evadir el dolor interno en lugar de apreciar y adorar a sus parejas
genuinamente.
Lo anterior no solamente aplica para las relaciones románticas, por cierto,