You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
por mis miedos e incertidumbres, aceptar mis fracasos y los rechazos—, todo ha
sido más ligero gracias a la conciencia de mi propia muerte. Mientras más me
asomo a la oscuridad, más brillante se vuelve la vida, más quieto se vuelve el
mundo y menos siento esa resistencia inconsciente a . . . bueno . . . a todo.
Permanezco sentado aquí en el Cabo durante unos minutos, me lleno de todo
a mi alrededor. Cuando finalmente decido pararme, pongo las manos detrás de
mí y me impulso. Lentamente, me incorporo. Reviso el terreno bajo mis pies, me
aseguro de que no haya una piedra errante lista para sabotearme. Habiendo
confirmado que estoy a salvo, comienzo a caminar de regreso a la realidad —un
metro, tres metros—, mi cuerpo se va restaurando a cada paso. Mis pies se
sienten más ligeros. Dejo que el imán de la vida me atraiga hacia él.
Conforme voy sorteando unas piedras de regreso al camino principal, levanto
la mirada y me encuentro con un hombre que me observa. Me detengo y hago
contacto visual con él.
—¡Ehh!, te vi sentado en la orilla, allá arriba —dice.
Su acento es australiano. La palabra allá emana de su boca con torpeza.
Apunta hacia la Antártida.
—Sí, la vista es fenomenal, ¿a poco no?
Estoy sonriendo, él no. Me mira muy serio.
Me tallo las manos contra los shorts, mi cuerpo aún vibra por la experiencia
vivida. Hay un silencio incómodo.
El australiano se queda sin decir nada, perplejo, aun mirándome, claramente
buscando qué decir a continuación. Después de un momento, ordena de manera
cuidadosa las palabras.
—¿Estás bien? ¿Cómo te sientes?
Me tomo mi tiempo para contestar, aun sonriendo.
—Vivo. Muy vivo.
Su escepticismo se rompe y una sonrisa toma su lugar. Asiente ligeramente y
sigue por el camino. Yo me quedo donde estoy, un poco más arriba, absorbiendo
la vista, esperando a que mis amigos lleguen a la cima.