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si la gente en tus relaciones es egoísta y sus acciones te lastiman, es probable que
tú también lo hagas, sólo que no te has dado cuenta.
En retrospectiva, fui capaz de ver hacia atrás y encontrar señales de alerta en
la personalidad de mi ex novia, señales que yo había escogido ignorar o
desestimar cuando estaba con ella. Ésa era mi culpa. Pude darme cuenta de que
tampoco había sido el Novio del Año. De hecho, a menudo me comporté frío y
arrogante con ella, otras veces la di por segura, la ignoré y la lastimé. Estas
cosas también eran mi culpa.
¿Mis errores justificaron su error? No. Pero, aun así, asumí la
responsabilidad de no volver a cometerlos nunca más y jamás dejar pasar de
nuevo esas mismas señales, para garantizar que no sufriría una vez más las
mismas consecuencias. Asumí la responsabilidad de esforzarme para que mis
futuras relaciones con las mujeres resultaran mucho mejores. Y me alegra
reiterar que lo he logrado. Ya no me traicionaron más novias, ni recibí 253
puñetazos en el estómago. Asumí la responsabilidad de mis problemas y con
base en ellos mejoré. Asumí mi responsabilidad por mi papel en esa relación
enfermiza y pude mejorar mis relaciones subsecuentes.
¿Y sabes qué? El que me dejara mi ex, a pesar de ser una de las experiencias
más dolorosas que he tenido, fue una de las vivencias más trascendentes y
decisivas de mi vida. Le reconozco haberme inspirado bastante crecimiento
personal. Aprendí más de ese único problema que de una docena de mis éxitos
combinados.
A todos nos encanta asumir la responsabilidad del éxito y la felicidad. Caray,
a veces incluso discutimos por quién se queda con la responsabilidad del éxito y
la felicidad. Pero asumir la responsabilidad de nuestros problemas es mucho más
importante, ahí es donde inicia la verdadera mejora de vida. Simplemente culpar
a los demás es hacerte daño a ti mismo.
Responder a la tragedia
¿Pero qué hay sobre los eventos realmente trágicos? Mucha gente puede estar de
acuerdo con eso de asumir la responsabilidad de los problemas del trabajo o de
ver demasiada televisión cuando en realidad debería estar jugando con sus hijos
o siendo productiva. Pero cuando se trata de tragedias horribles, jalan el cordón
de emergencia en el tren de la responsabilidad y se bajan tan pronto como se
detiene el ferrocarril. Algunas cosas les son demasiado dolorosas como para
enfrentarlas.
Piénsalo así: la intensidad del evento no cambia la verdad subyacente. Si te
asaltan, digamos, obviamente no tienes la culpa de que te roben. Nadie jamás
escogería pasar por algo así. Pero, así como con el bebé afuera de tu casa, eres