Manual de Metodologia e Boas Práticas para a Elaboração de um ...

Antoni Remesar
Primero deberíamos tener muy claro en que fase del desarrollo urbano se
encuentra la ciudad. Una política progresista de espacio público se realiza
cuando la administración local, una vez superadas las inversiones en
equipamientos básicos, trabaja en la dirección que Antonio Font (2000)
ha denominado “urbanismo remedial”. Saliendo de una dictadura, caso de
España y Portugal, y entrando en una crisis mundial, la administración
local se convirtió en el único garante de mejora de la calidad de vida de
los ciudadanos. Este “urbanismo remedial” trata de enmendar el enorme
déficit de urbanización y urbanidad que las dictaduras habían legado. En
buena medida consistía, ni más ni menos, que en “poner la calle”, “poner
la plaza”, “poner el jardín”, “poner el parque”. Esto en las periferias urbanas.
En los centros históricos, congestionados por el dominio del coche y con
condiciones de vida de sus residentes muy degradantes, el “urbanismo
remedial” tomó un carácter más quirúrgico. Esponjar el centro y valorarlo
como el territorio simbólico por excelencia de todos los ciudadanos (Bohigas;
Portas) fueron los objetivos fundamentales de este periodo. Pocos recursos,
mucha imaginación y, en ciudades como Barcelona, una clara voluntad
política, lograron un profundo re-diseño urbano de los centros históricos,
posiblemente con la ayuda de los primeros coletazos del turismo global.
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