30.04.2013 Views

gabriel-garcia-marquez-el-amor-en-los-tiempos-del-colera

gabriel-garcia-marquez-el-amor-en-los-tiempos-del-colera

gabriel-garcia-marquez-el-amor-en-los-tiempos-del-colera

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>en</strong> <strong>el</strong> que tuvo la bu<strong>en</strong>a idea de cantar Wh<strong>en</strong> wake up in Glory, un canto funerario de la<br />

Luisiana, hermoso y estremecedor, y fue hecho callar por <strong>el</strong> cap<strong>el</strong>lán que no pudo<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>der aqu<strong>el</strong>la intromisión luterana d<strong>en</strong>tro de su iglesia.<br />

Así, <strong>en</strong>tre ancores de óperas y ser<strong>en</strong>atas napolitanas, su tal<strong>en</strong>to creativo y su<br />

inv<strong>en</strong>cible espíritu de empresa lo convirtieron <strong>en</strong> <strong>el</strong> prócer de la navegación fluvial <strong>en</strong> su<br />

época de mayor espl<strong>en</strong>dor. Había salido de la nada, como <strong>los</strong> dos hermanos muertos, y<br />

todos llegaron hasta donde quisieron a pesar d<strong>el</strong> estigma de ser hijos naturales, y con <strong>el</strong><br />

remate de que nunca fueron reconocidos. Eran la flor de lo que <strong>en</strong>tonces se llamaba la<br />

aristocracia de mostrador, cuyo santuario era <strong>el</strong> Club d<strong>el</strong> Comercio. Sin embargo, aun<br />

cuando dispuso de recursos para vivir como <strong>el</strong> emperador romano que parecía ser, <strong>el</strong> tío<br />

León XII vivía <strong>en</strong> la ciudad vieja por comodidad de trabajo, con su esposa y tres hijos, y<br />

de un modo tan austero y <strong>en</strong> una casa tan escueta, que nunca se quitó de <strong>en</strong>cima una<br />

injusta reputación de avaro. Pero su único lujo era todavía más simple: una casa de mar,<br />

a dos leguas de las oficinas, sin más muebles que seis taburetes artesanales, un tinajero,<br />

y una hamaca <strong>en</strong> la terraza para acostarse a p<strong>en</strong>sar <strong>los</strong> domingos. Nadie lo definió mejor<br />

que él cuando algui<strong>en</strong> lo acusó de ser rico.<br />

-Rico no -dijo-: soy un pobre con plata, que no es lo mismo.<br />

Ese raro modo de ser, que algui<strong>en</strong> <strong>el</strong>ogió alguna vez <strong>en</strong> un discurso como una<br />

dem<strong>en</strong>cia lúcida, le permitió ver al instante lo que nadie veía ni antes ni después <strong>en</strong><br />

Flor<strong>en</strong>tino Ariza. Desde <strong>el</strong> día <strong>en</strong> que éste se pres<strong>en</strong>tó a solicitar empleo <strong>en</strong> sus oficinas,<br />

con su aspecto lúgubre y sus veintisiete años inútiles, lo puso a prueba con la dureza de<br />

un régim<strong>en</strong> de cuart<strong>el</strong> capaz de doblegar al más bragado. Pero no logró amedr<strong>en</strong>tarlo. Lo<br />

que nunca sospechó <strong>el</strong> tío León XII fue que ese temple d<strong>el</strong> sobrino no le v<strong>en</strong>ía de la<br />

necesidad de subsistir, ni de una cachaza de bruto heredada d<strong>el</strong> padre, sino de una<br />

ambición de <strong>amor</strong> que ninguna contrariedad de este mundo ni d<strong>el</strong> otro lograría<br />

quebrantar.<br />

Los peores años fueron <strong>los</strong> primeros, cuando lo nombraron escribi<strong>en</strong>te de la<br />

Dirección G<strong>en</strong>eral, que parecía un oficio inv<strong>en</strong>tado sobre medida para él. Lotario Thugut,<br />

antiguo maestro de música d<strong>el</strong> tío León XII, fue <strong>el</strong> que le aconsejó a éste que nombrara<br />

al sobrino <strong>en</strong> un empleo de escribir, porque era un consumidor incansable de literatura al<br />

por mayor, aunque no tanto de la bu<strong>en</strong>a como de la peor. El tío León XII no le hizo caso<br />

a la precisión sobre la mala clase de las lecturas d<strong>el</strong> sobrino, pues también de él decía<br />

Lotario Thugut que había sido su peor alumno de canto, y sin embargo hacía llorar hasta<br />

las lápidas de <strong>los</strong> cem<strong>en</strong>terios. En todo caso, <strong>el</strong> alemán tuvo razón <strong>en</strong> lo que m<strong>en</strong>os<br />

había p<strong>en</strong>sado, y era que Flor<strong>en</strong>tino Ariza escribía cualquier cosa con tanta pasión, que<br />

hasta <strong>los</strong> docum<strong>en</strong>tos oficiales parecían de <strong>amor</strong>. Los manifiestos de embarque le salían<br />

rimados por mucho que se esforzara <strong>en</strong> evitarlo, y las cartas comerciales de rutina t<strong>en</strong>ían<br />

un ali<strong>en</strong>to lírico que les restaba autoridad. El tío <strong>en</strong> persona se le apareció un día <strong>en</strong> la<br />

oficina con un paquete de correspond<strong>en</strong>cia que no había t<strong>en</strong>ido <strong>el</strong> valor de firmar como<br />

suya, y le dio la última oportunidad de salvar <strong>el</strong> alma.<br />

-Si no eres capaz de escribir una carta comercial te vas a recoger la basura d<strong>el</strong><br />

mu<strong>el</strong>le -le dijo.<br />

Flor<strong>en</strong>tino Ariza aceptó <strong>el</strong> desafío. Hizo un es~ fuerzo supremo por apr<strong>en</strong>der la<br />

simpleza terrestre de la prosa mercantil, imitando mod<strong>el</strong>os de archivos notariales con<br />

tanta aplicación como antes lo hacía con <strong>los</strong> poetas de moda. Era esa la época <strong>en</strong> que<br />

pasaba sus horas libres <strong>en</strong> <strong>el</strong> Portal de <strong>los</strong> Escribanos, ayudando a <strong>los</strong> <strong>en</strong><strong>amor</strong>ados<br />

implumes a escribir sus esqu<strong>el</strong>as perfumadas, para descargar <strong>el</strong> corazón de tantas<br />

palabras de <strong>amor</strong> que se le quedaban sin usar <strong>en</strong> <strong>los</strong> informes de aduana. Pero al cabo<br />

de seis meses, por muchas vu<strong>el</strong>tas que le daba, no había logrado torcerle <strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo a su<br />

cisne empedernido. Así que cuando <strong>el</strong> tío León XII lo repr<strong>en</strong>dió por segunda vez, él se dio<br />

por v<strong>en</strong>cido, pero con una cierta altanería.<br />

-Lo único que me interesa es <strong>el</strong> <strong>amor</strong> -dijo.<br />

-Lo malo -le dijo <strong>el</strong> tío- es que sin navegación fluvial no hay <strong>amor</strong>.<br />

Gabri<strong>el</strong> García Márquez 93<br />

El <strong>amor</strong> <strong>en</strong> <strong>los</strong> <strong>tiempos</strong> d<strong>el</strong> cólera

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!