10.05.2013 Views

Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...

Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...

Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

otro grito <strong>de</strong> buho me sacó bruscamente <strong>de</strong> mis <strong>de</strong>liberaciones. Venía <strong>de</strong> mi izquierda. No lo seguí<br />

porque era sin duda el grito más dulce y melodioso que jamás había oído. Sin embargo, no me asustó.<br />

Había en él algo muy atrayente, o quizá obsesivo, o incluso triste.<br />

Entonces, una masa oscura muy veloz cruzó <strong>de</strong> izquierda a <strong>de</strong>recha <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> mí. Lo repentino <strong>de</strong> su<br />

movimiento me hizo mirar a<strong>de</strong>lante, perdí el equilibrio y choqué ruidosamente contra unos arbustos. Caí<br />

<strong>de</strong> costado y entonces oí el sonido melodioso unos pasos a mi izquierda. Me levanté, pero antes <strong>de</strong> que<br />

pudiera avanzar <strong>de</strong> nuevo hubo otro sonido, más urgente y apremiante que el primero. Era como si algo<br />

que había allí quisiera hacer que me <strong>de</strong>tuviese y escuchara. El sonido <strong>de</strong>l canto <strong>de</strong> buho fue tan prolongado<br />

y suave que calmó mis temores. Me habría <strong>de</strong>tenido en verdad, <strong>de</strong> no haber oído en ese preciso momento<br />

<strong>los</strong> cuatro silbidos rasposos <strong>de</strong> don Juan. Parecían más cerca. Di un salto y eché a correr en esa dirección.<br />

Tras un momento noté <strong>de</strong> nuevo cierto parpa<strong>de</strong>o, o una onda, en la oscuridad a mi izquierda. No era<br />

propiamente una percepción visual, sino más bien un sentimiento, y sin embargo me hallaba casi seguro <strong>de</strong><br />

estarlo captando con <strong>los</strong> ojos. Se movía más aprisa que yo, y <strong>de</strong> nuevo cruzó <strong>de</strong> izquierda a <strong>de</strong>recha,<br />

haciéndome per<strong>de</strong>r el equilibrio. Esta vez no caí, y extrañamente el no caer me molestó. De pronto me<br />

puse furioso, y la incongruencia <strong>de</strong> mis sentimientos me produjo un verda<strong>de</strong>ro pánico. Traté <strong>de</strong> acelerar mi<br />

paso. Quería lanzar yo mismo un canto <strong>de</strong> tecolote <strong>para</strong> que don Juan supiera mi <strong>para</strong><strong>de</strong>ro, pero no me<br />

atrevía a <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cer sus instrucciones.<br />

En ese momento, una cosa grotesca se presentó a mi atención. Había en verdad algo como un animal a<br />

mi izquierda, casi tocándome. Salté involuntariamente y viré a la <strong>de</strong>recha. El susto casi me sofocó. Me<br />

hallaba tan intensamente dominado por el miedo que no había pensamientos en mi mente mientras corría<br />

en las tinieblas lo más rápido posible. El miedo parecía ser una sensación física sin nada que ver con mis<br />

i<strong>de</strong>as. Esa condición me resultaba insólita. En él curso <strong>de</strong> mi vida, mis temores siempre habían tenida como<br />

marco una matriz intelectual, y se habían engendrado en situaciones sociales ominosas, o en rasgos<br />

peligrosos en la conducta <strong>de</strong> la gente hacia mí. Esta vez, empero, mi miedo era una verda<strong>de</strong>ra novedad.<br />

Procedía <strong>de</strong> una parte <strong>de</strong>sconocida <strong>de</strong>l mundo y me afectaba en una parte <strong>de</strong>sconocida <strong>de</strong> mi ser.<br />

Oí un canto <strong>de</strong> buho muy cerca, ligeramente a mi izquierda. No pu<strong>de</strong> captar <strong>los</strong> <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> su timbre,<br />

pero parecía ser <strong>de</strong> don Juan. No era melodioso. Amainé mi carrera. Siguió otro canto. Tenía la aspereza <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> silbidos <strong>de</strong> don Juan, <strong>de</strong> modo que apresuré el paso. Llegó un tercer silbido, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una distancia muy<br />

corta. Pu<strong>de</strong> discernir una masa oscura <strong>de</strong> rocas, o tal vez árboles. Oí otro grito <strong>de</strong> buho y pensé que don<br />

Juan me estaba esperando porque ya habíamos salido <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> peligro. Me hallaba casi al filo <strong>de</strong>l área<br />

más oscura cuando un quinto silbido me congeló. Pugné por mirar al frente, a la zona oscura, pero un<br />

súbito sonido crujiente a mi izquierda me hizo volverme a tiempo <strong>para</strong> notar un objeto negro, más negro<br />

que el entorno, rodando o <strong>de</strong>slizándose a mi lado. Boqueando, me aparté <strong>de</strong> un salto. oí un chasquido,<br />

como si alguien chasqueara <strong>los</strong> labios, y entonces una masa oscura muy gran<strong>de</strong> brotó <strong>de</strong> golpe <strong>de</strong>l área más<br />

oscura. Era rectangular, como una puerta, y tendría dos y medio o tres metros <strong>de</strong> alto.<br />

Su aparición repentina me hizo gritar. Por un momento mi susto fue enteramente <strong>de</strong>sproporcionado,<br />

pero un segundo <strong>de</strong>spués me hallaba inmerso en una calma impresionante, mirando la forma oscura.<br />

Mis reacciones fueron, en lo que a mí concernía, otra novedad absoluta. Cierta parte <strong>de</strong> mí mismo<br />

parecía jalarme con extraña insistencia hacia el área oscura, mientras otra parte resistía. Era como si por un<br />

lado quisiera cerciorarme, y por otro tuviera ganas <strong>de</strong> salir corriendo histéricamente.<br />

Apenas oía <strong>los</strong> silbidos <strong>de</strong> don Juan. Parecían muy cercanos y frenéticos; eran más largos y más<br />

rasposos, como si estuviera lanzándo<strong>los</strong> al correr hacia mí.<br />

De pronto parecí recobrar el dominio <strong>de</strong> mí mismo y pu<strong>de</strong> dar media vuelta, y durante un momento<br />

corrí exactamente como don Juan había querido que lo hiciera.<br />

-¡Don Juan! -grité al encontrarlo.<br />

www.bibliotecaespiritual.com<br />

Me puso la mano en la boca y me hizo seña <strong>de</strong> seguirlo, y ambos trotamos a un paso muy cómodo<br />

hasta llegar a la saliente <strong>de</strong> piedra arenisca don<strong>de</strong> estuvimos antes.<br />

101

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!