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Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...

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cientes, se <strong>de</strong>cía, a <strong>los</strong> indígenas <strong>de</strong> la zona. Quería revisar con él la lista y marcar todos <strong>los</strong> elementos que<br />

le fuesen familiares.<br />

Empecé con las cartas <strong>de</strong> parentesco.<br />

-¿Cómo llamaba usted a su padre? -pregunté.<br />

-Lo llamaba papá -dijo él con rostro muy serio.<br />

Me sentí algo molesto, pero procedí sobre la suposición <strong>de</strong> que no había comprendido.<br />

Le mostré la carta y expliqué: un espacio era <strong>para</strong> el padre y otro <strong>para</strong> la madre. Di como ejemplo las<br />

distintas palabras usadas <strong>para</strong> padre y madre en inglés y en español.<br />

Pensé que tal vez habría <strong>de</strong>bido empezar por la madre.<br />

-¿Cómo llamaba usted a su madre? -pregunté.<br />

-La llamaba mamá -repuso con tono ingenuo.<br />

-Quiero <strong>de</strong>cir, ¿qué otras palabras usaba usted <strong>para</strong> llamar a su padre y a su madre? ¿Cómo <strong>los</strong> llamaba<br />

usted? -dije, tratando <strong>de</strong> ser paciente y cortés.<br />

Se rascó la cabeza y me miró con una expresión estúpida.<br />

-¡Caray! -dijo-. Me la pusiste difícil. Déjame pensar.<br />

Tras un momento <strong>de</strong> titubeo, pareció recordar algo, y yo me dispuse a escribir.<br />

-Bueno -dijo, como inmerso en serios pensamientos-, ¿<strong>de</strong> qué otra forma <strong>los</strong> llamaba? ¡oye, oye, papá!<br />

¡Oye, oye, mamá!<br />

Reí contra mi voluntad. Su expresión era verda<strong>de</strong>ramente cómica y en ese momento no supe si era un<br />

viejo absurdo que me jugaba bromas, o si en verdad era un simplón. Usando cuanta paciencia había en mi,<br />

le expliqué que éstas eran preguntas muy serias, y que <strong>para</strong> mi trabajo tenía gran importancia llenar <strong>los</strong><br />

formularios. Traté <strong>de</strong> hacerle compren<strong>de</strong>r la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> una genealogía e historia personal.<br />

-¿Cuáles eran <strong>los</strong> nombres <strong>de</strong> su padre y su madre? -pregunté.<br />

Él me miró con ojos claros y amables.<br />

-No pierdas tu tiempo con esa mierda -dijo suavemente, pero con fuerza insospechada.<br />

No supe qué <strong>de</strong>cir; parecía que alguien más hubiese pronunciado esas palabras. Un momento antes,<br />

don Juan había sido un indio estúpido y <strong>de</strong>stanteado rascándose la cabeza, y <strong>de</strong> buenas a primeras había<br />

cambiado <strong>los</strong> papeles. Yo era el estúpido, y él me contemplaba con una mirada in<strong>de</strong>scriptible que no era <strong>de</strong><br />

arrogancia, ni <strong>de</strong> <strong>de</strong>safío, ni <strong>de</strong> odio, ni <strong>de</strong> <strong>de</strong>sprecio. Sus ojos eran claros y bondadosos y penetrantes.<br />

-No tengo ninguna historia personal -dijo tras una larga pausa-. Un día <strong>de</strong>scubrí que la historia personal<br />

ya no me era necesaria y la <strong>de</strong>jé, igual que la bebida.<br />

Yo no acababa <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r el sentido <strong>de</strong> sus palabras. Le recordé que él mismo me había asegurado<br />

que estaba bien hacerle preguntas. Reiteró que eso no lo molestaba en absoluto.<br />

-Ya no tengo historia personal -dijo, y me miró con agu<strong>de</strong>za-. La <strong>de</strong>jé un día, cuando sentí que ya no era<br />

necesaria.<br />

Me le quedé viendo, tratando <strong>de</strong> <strong>de</strong>tectar <strong>los</strong> significados ocultos <strong>de</strong> sus palabras.<br />

-¿Cómo pue<strong>de</strong> uno <strong>de</strong>jar su historia personal? -pregunté en tono <strong>de</strong> discusión.<br />

-Primero hay que tener el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarla -dijo-. Y luego tiene uno que cortársela armoniosamente,<br />

poco a poco.<br />

-¿Por qué iba uno a tener tal <strong>de</strong>seo? -exclamé.<br />

www.bibliotecaespiritual.com<br />

Yo tenía un apego terriblemente fuerte a mi historia personal. Mis raíces familiares eran hondas. Sentía,<br />

con toda honra<strong>de</strong>z, que sin ellas mi vida no tendría continuidad ni propósito.<br />

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