Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...
Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...
Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Respondió que estábamos a mano. No comprendí a qué se refería. Me preocupaba hondamente la i<strong>de</strong>a<br />
<strong>de</strong> que sus acciones parecían totalmente insanas. Explicó que con la pesa<strong>de</strong>z <strong>de</strong> su conducta inesperada<br />
había tratado a propósito <strong>de</strong> sacarme <strong>de</strong> mis casillas, porque yo mismo lo estaba <strong>de</strong>squiciando con la pesa<strong>de</strong>z<br />
<strong>de</strong> mi conducta esperada. Añadió que mis rutinas eran igual <strong>de</strong> locas como su ulular <strong>de</strong> silbato.<br />
Sobresaltado, afirmé que en realidad no tenía ninguna rutina. De hecho, dije, creía que mi vida era un<br />
lío a causa <strong>de</strong> mi carencia <strong>de</strong> rutinas saludables.<br />
Don Juan rió y me hizo seña <strong>de</strong> sentarme junto a él. Toda la situación había vuelto a cambiar misteriosamente.<br />
Mi miedo se <strong>de</strong>svaneció al empezar don Juan a hablar.<br />
-¿Cuáles son mis rutinas? -pregunté.<br />
-Todo cuanto haces es una rutina.<br />
-¿No somos todos así?<br />
-No todos. Yo no hago cosas por rutina.<br />
-¿A qué viene todo esto, don Juan? ¿Qué cosa hice o dije <strong>para</strong> que usted actuara como actuó?<br />
-Te estabas preocupando por el almuerzo.<br />
-Yo no le dije nada; ¿cómo supo usted que me preocupaba por el almuerzo?<br />
-Te preocupas por comer todos <strong>los</strong> días a eso <strong>de</strong> las doce, y a eso <strong>de</strong> las seis <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, y a eso <strong>de</strong> las<br />
ocho <strong>de</strong> la mañana -dijo con una sonrisa maliciosa-. A esas horas te preocupas por comer, aunque no<br />
tengas hambre.<br />
"Para mostrar tu espíritu <strong>de</strong> rutina, me bastó con tocar mi silbato. Tu espíritu está entrenado <strong>para</strong> trabajar<br />
con una señal."<br />
Se me quedó viendo con una pregunta en <strong>los</strong> ojos. No pu<strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rme.<br />
www.bibliotecaespiritual.com<br />
-Ahora te dispones a convertir la caza en una rutina -prosiguió-. Ya has marcado tu paso en la cacería;<br />
hablas a cierta hora, comes a cierta hora, y te quedas dormido a cierta hora.<br />
Yo no tenía nada que <strong>de</strong>cir. La forma en que don Juan había <strong>de</strong>scrito mis hábitos alimenticios era la<br />
norma que yo usaba <strong>para</strong> todo lo <strong>de</strong> mi vida. Sin embargo, sentía vigorosamente que mi vida era menos<br />
rutinaria que las <strong>de</strong> casi todos mis amigos y conocidos.<br />
-Ya conoces mucho <strong>de</strong> caza -continuó don Juan-. Te será fácil darte cuenta <strong>de</strong> que un buen cazador<br />
conoce sobretodo una cosa: conoce las rutinas <strong>de</strong> su presa. Eso es lo que lo hace buen cazador.<br />
"Si recuerdas el modo como te he ido enseñando a cazar, tal vez entiendas lo que digo. Primero te enseñé<br />
a hacer y a instalar tus trampas, luego te enseñé las rutinas <strong>de</strong> <strong>los</strong> animales que perseguías, y luego<br />
probamos las trampas contra sus rutinas. Esas partes son las formas externas <strong>de</strong> la caza.<br />
"Ahora tengo que enseñarte la parte final, y <strong>de</strong>finitivamente la más difícil. Tal vez pasarán años antes<br />
<strong>de</strong> que puedas <strong>de</strong>cir que la entien<strong>de</strong>s y que eres un cazador."<br />
Don Juan hizo una pausa como <strong>para</strong> darme tiempo. Se quitó el sombrero e imitó <strong>los</strong> movimientos <strong>de</strong><br />
aseo <strong>de</strong> <strong>los</strong> roedores que habíamos estado observando. Me resultó muy gracioso. Su cabeza redonda lo<br />
hacía parecer uno <strong>de</strong> tales roedores.<br />
-Ser cazador es mucho más que sólo atrapar animales -prosiguió-. Un cazador digno <strong>de</strong> serlo no captura<br />
animales porque pone trampas, ni porque conoce las rutinas <strong>de</strong> su presa, sino porque él mismo no tiene<br />
rutinas. Esa es su ventaja. No es <strong>de</strong> ningún modo cómo <strong>los</strong> animales que persigue, fijos en rutinas pesadas y<br />
en caprichos previsibles; es libre, fluido, imprevisible<br />
Lo que don Juan <strong>de</strong>cía me sonaba a i<strong>de</strong>alización arbitraria e irracional. No podía yo concebir una vida<br />
sin rutinas. Quería ser muy honesto con él, y no sólo estar <strong>de</strong> acuerdo o en <strong>de</strong>sacuerdo con sus pareceres.<br />
Sentía que la i<strong>de</strong>a que él tenía en mente no era realizable ni por mí ni por nadie más.<br />
46