Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...
Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...
Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Le dije que mis sospechas habían <strong>de</strong>spertado a causa <strong>de</strong>l fácil <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> todo el evento. Era como si<br />
el gato hubiera estado allí aguardando y hubiera sido entrenado <strong>para</strong> hacer exactamente lo que don Juan<br />
planeara.<br />
Mi alud <strong>de</strong> observaciones escépticas no le hizo la menor mella. Se rió <strong>de</strong> mí.<br />
-Eres un tipo chistoso -dijo-. Tú viste y oíste al gato. Estaba abajito <strong>de</strong>l árbol don<strong>de</strong> tú estabas. Si no te<br />
olfateó y te saltó fue por <strong>los</strong> mimbres. Matan cualquier otro olor, hasta <strong>para</strong> <strong>los</strong> gatos. Tú tenías en <strong>los</strong><br />
brazos una carga <strong>de</strong> lodo.<br />
Dije que no era que dudara <strong>de</strong> él, sino que todo lo ocurrido aquella noche era extremadamente ajeno a<br />
<strong>los</strong> sucesos <strong>de</strong> mi vida cotidiana. Durante un rato, al escribir mis notas, tuve incluso el sentimiento <strong>de</strong> que<br />
don Juan podía haber hecho el papel <strong>de</strong> león. Sin embargo, hube <strong>de</strong> <strong>de</strong>scartar la i<strong>de</strong>a porque yo había visto<br />
realmente la silueta oscura <strong>de</strong> un animal <strong>de</strong> cuatro patas lanzándose hacia la jaula y luego saltando a la<br />
meseta.<br />
-¿Por qué te haces tanto lío? -dijo él-. No era más que un gato gran<strong>de</strong>. Ha <strong>de</strong> haber miles <strong>de</strong> gatos en<br />
esos montes. Gran cosa. Como <strong>de</strong> costumbre, diriges la atención a don<strong>de</strong> no <strong>de</strong>bes. No importa <strong>para</strong> nada<br />
que fuera un puma o mis calzones. Lo que sentías en ese instante era lo que contaba.<br />
En toda mi vida, yo nunca había visto ni oído la ronda <strong>de</strong> un gran felino salvaje. Al pensar en ello, no<br />
podía reponerme <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> haber estado a tan poca distancia <strong>de</strong> uno.<br />
Don Juan escuchó pacientemente mientras yo repasaba toda la experiencia.<br />
-¿Por qué tanta reverencia con el gatote? -preguntó con expresión inquisitiva-. Has estado cerca <strong>de</strong> casi<br />
todos <strong>los</strong> animales que viven por aquí y jamás te han impresionado tanto. ¿Te gustan <strong>los</strong> gatos?<br />
-No.<br />
-Bueno, entonces olvídalo. De cualquier modo, la lección no tenía nada que ver con cazar leones.<br />
-¿Y con qué tenía que ver?<br />
www.bibliotecaespiritual.com<br />
-El cuervito me señaló ese sitio específico, y en ese sitio vi la oportunidad <strong>de</strong> hacerte enten<strong>de</strong>r cómo<br />
actúa uno cuando tiene ánimo <strong>de</strong> guerrero.<br />
"Todo lo que hiciste anoche lo hiciste con un ánimo correcto. Tenías control y a la vez estabas<br />
abandonado cuando saltaste <strong>de</strong>l árbol <strong>para</strong> recoger la jaula y llevármela corriendo. No te <strong>para</strong>lizó el miedo.<br />
Y luego, casi en lo alto <strong>de</strong>l risco, cuando el león soltó un grito, te moviste muy bien. Estoy seguro <strong>de</strong> que no<br />
creerías lo que hiciste si vieras el risco <strong>de</strong> día. Tenías cierto grado <strong>de</strong> abandono, y al mismo tiempo cierto<br />
grado <strong>de</strong> control sobre ti mismo. No te soltaste al grado <strong>de</strong> orinarte en <strong>los</strong> calzones, pero te soltaste y<br />
trepaste ese muro en completa oscuridad. Podrías haber dado un paso en falso y matarte. Trepar ese muro<br />
en la oscuridad requería que te contuvieras y te soltaras al mismo tiempo. Eso es lo que yo llamo el ánimo<br />
<strong>de</strong> un guerrero."<br />
Dije que cuanto hubiese hecho aquella noche fue el producto <strong>de</strong> mi miedo, y no el resultado <strong>de</strong> ningún<br />
estado <strong>de</strong> dominio y abandono.<br />
-Lo sé -dijo, sonriendo-. Y quise enseñarte que te pue<strong>de</strong>s espolear más allá <strong>de</strong> tus límites si estás en el<br />
ánimo correcto. Un guerrero crea su propio ánimo. Tú no lo sabías. El miedo te metió en el ánimo <strong>de</strong> un<br />
guerrero, pero ahora que lo conoces, cualquier cosa pue<strong>de</strong> servir <strong>para</strong> que te metas en él.<br />
Quise discutir, pero mis razones no eran claras. Experimentaba una molestia inexplicable.<br />
-Es conveniente actuar siempre con ese ánimo -prosiguió-. Acaba con la idiotez y lo <strong>de</strong>ja a uno<br />
purificado. Te sentiste muy bien cuando llegaste a la cima <strong>de</strong>l risco. ¿O no?<br />
Le dije que comprendía lo que me estaba diciendo, pero sentía que sería idiota tratar <strong>de</strong> aplicar sus<br />
enseñanzas a mi vicia cotidiana.<br />
-Uno necesita el ánimo <strong>de</strong> un guerrero <strong>para</strong> cada uno <strong>de</strong> sus actos -dijo-. De otro modo uno se enchueca<br />
y se afea. No hay po<strong>de</strong>r en una vida que carece <strong>de</strong> este ánimo. Mírate tú mismo. Todo te ofen<strong>de</strong> y<br />
71