10.05.2013 Views

Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...

Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...

Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

"-¡Esperen, esperen!"<br />

"Detuvieron al burro y se <strong>para</strong>ron uno a cada lado <strong>de</strong>l animal, como protegiendo la carga.<br />

"-Estoy perdido en estas montañas -les dije-. ¿Para dón<strong>de</strong> queda <strong>Ixtlán</strong>?<br />

"Señalaron en la dirección en que iban.<br />

"-Está usted muy lejos -me dijo uno-. Queda al otro lado <strong>de</strong> esas montañas. Tardará usted cuatro o<br />

cinco días en llegar.<br />

"Luego dieron la vuelta y siguieron andando. Sentí que eran indios <strong>de</strong> verdad y les rogué que me<br />

<strong>de</strong>jaran ir con el<strong>los</strong>.<br />

"Caminamos juntos un rato, y luego uno <strong>de</strong> el<strong>los</strong> sacó su bastimento y me ofreció <strong>de</strong> comer. Yo me<br />

quedé quieto. Había algo muy extraño en la forma en que me ofrecía su comida. Mi cuerpo se asustó, <strong>de</strong><br />

modo que me eché <strong>para</strong> atrás y corrí. Los dos me dijeron que moriría en las montañas si no iba con el<strong>los</strong>, y<br />

trataron <strong>de</strong> convencerme <strong>para</strong> que volviera. También sus ruegos eran muy extraños, pero yo corrí <strong>de</strong> el<strong>los</strong><br />

con toda mi fuerza.<br />

"Seguí andando. Supe entonces que iba bien <strong>para</strong> <strong>Ixtlán</strong> y que esos fantasmas trataban <strong>de</strong> apartarme <strong>de</strong><br />

mi camino.<br />

"Encontré otros ocho; <strong>de</strong>ben haber conocido que mi <strong>de</strong>cisión era inflexible. Se <strong>para</strong>ron junto al camino<br />

y me miraban con ojos implorantes. La mayoría no dijo una sola palabra, pero las mujeres eran más<br />

audaces y me rogaban. Algunas me enseñaban comida y otras cosas que se suponía estaban vendiendo,<br />

como inocentes ven<strong>de</strong>doras al lado <strong>de</strong>l camino. No me <strong>de</strong>tuve ni las miré.<br />

"Ya era muy <strong>de</strong> tar<strong>de</strong> cuando llegué a un valle que me pareció reconocer. Algo tenía <strong>de</strong> familiar. Pensé<br />

que había estado antes allí, pero en tal caso me hallaba en realidad al sur <strong>de</strong> <strong>Ixtlán</strong>. Empecé a buscar puntos<br />

<strong>de</strong> referencia <strong>para</strong> orientarme <strong>de</strong>bidamente y corregir mi ruta, cuando vi a un niño indio que cuidaba unas<br />

cabras. Tenía unos siete años y vestía como yo había vestido a su edad. De hecho, me recordaba a mí<br />

mismo, cuando pastoreaba las dos cabras <strong>de</strong> mi padre.<br />

"Lo observé un tiempo; el niño hablaba solo, igual que yo entonces, y hablaba con sus cabras. Por lo<br />

que yo sabía <strong>de</strong> cuidar cabras, el muchacho era <strong>de</strong> veras bueno <strong>para</strong> eso. Era cabal y cuidadoso. No mimaba<br />

a sus cabras, pero tampoco era cruel con ellas.<br />

"Decidí llamarlo. Cuando le hablé en voz alta, se paró <strong>de</strong> un salto y corrió a un repecho y me espió<br />

escondido <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> unas rocas. Parecía dispuesto a correr por su vida. Me cayó bien. Parecía tener miedo,<br />

y sin embargo halló tiempo <strong>para</strong> pastorear las cabras y quitarlas <strong>de</strong> mi vista.<br />

"Le hablé mucho rato; dije que andaba perdido y que no sabía el camino a <strong>Ixtlán</strong>. Pregunté el nombre<br />

<strong>de</strong>l sitio don<strong>de</strong> estábamos y él dijo que era el sitio que yo pensaba. Eso me hizo muy dichoso. Me di cuenta<br />

<strong>de</strong> que ya no andaba perdido y pensé en el po<strong>de</strong>r que mi aliado <strong>de</strong>bía tener <strong>para</strong> transportar todo mi<br />

cuerpo en menos <strong>de</strong> un parpa<strong>de</strong>o.<br />

"Di las gracias al niño y eché a caminar. Él salió como si tal cosa <strong>de</strong> su escondite y pastoreó sus cabras<br />

hacia una vereda que apenas se notaba. La vereda parecía bajar al valle. Llamé al niño y no corrió. Caminé<br />

hacia él y, cuando me acerqué <strong>de</strong>masiado, saltó al matorral. Lo felicité por su cautela y empecé a hacerle<br />

preguntas.<br />

"-¿Para dón<strong>de</strong> va esta vereda? -pregunté.<br />

"-Para abajo -dijo él.<br />

"-¿Dón<strong>de</strong> vives?<br />

"-Allá abajo.<br />

"-¿Hay muchas casas allá abajo?<br />

"-No, nada más una.<br />

145<br />

www.bibliotecaespiritual.com

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!