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Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...

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tantas cosas como puedas. Recuerda que si sólo miras un momento las imágenes no cambian. Luego<br />

regresa a tus manos.<br />

"Cada vez que te miras las manos renuevas el po<strong>de</strong>r necesario <strong>para</strong> soñar, conque al principio no mires<br />

<strong>de</strong>masiadas cosas. Cuatro cada vez serán suficientes. Más a<strong>de</strong>lante, podrás irlas aumentando hasta que<br />

cubras todas las que quieras, pero apenas las imágenes empiecen a cambiar y sientas que estás perdiendo<br />

el dominio, regresa a tus manos.<br />

"Cuando te sientas capaz <strong>de</strong> mirar las cosas in<strong>de</strong>finidamente, estarás listo <strong>para</strong> una nueva técnica. Te la<br />

voy a enseñar ahora, pero no espero que la utilices sino hasta que estés listo."<br />

Estuvo callado unos quince minutos. Por fin se sentó y me miró.<br />

-El siguiente paso <strong>para</strong> arreglar <strong>los</strong> sueños es apren<strong>de</strong>r a viajar -dijo-. De la misma forma en que has<br />

aprendido a mirarte las manos, pue<strong>de</strong>s moverte con la voluntad, ir a cualquier sitio. Primero tienes que<br />

<strong>de</strong>terminar a dón<strong>de</strong> quieres ir. Escoge un lugar bien conocido -pue<strong>de</strong> ser tu escuela, o un parque, o la casa<br />

<strong>de</strong> un amigo- y luego pon tu voluntad en ir allí.<br />

"Esta técnica es muy difícil. Debes realizar dos tareas: <strong>de</strong>bes trasladarte con la voluntad al sitio específico,<br />

y luego, cuando hayas dominado esa técnica, tienes que apren<strong>de</strong>r a controlar el tiempo exacto <strong>de</strong> tu<br />

viaje."<br />

Mientras anotaba sus palabras, sentía hallarme realmente chiflado. Estaba <strong>de</strong> hecho anotando<br />

aberraciones sin sentido, esforzándome al máximo por seguirlas. Experimenté una oleada <strong>de</strong><br />

remordimiento y vergüenza.<br />

-¿Qué me está usted haciendo, don Juan? -pregunté, sin querer <strong>de</strong>cirlo realmente.<br />

Pareció sorprendido. Me miró un instante y luego sonrió.<br />

-Ya me has preguntado mil veces lo mismo. Yo no te estoy haciendo nada. Tú te estás poniendo al<br />

alcance <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r; lo estás cazando y yo nada más te guío.<br />

Inclinó la cabeza hacia un lado y me examinó. Me tomó por la barbilla con una mano y por la nuca con<br />

la otra y luego movió mi cabeza hacia a<strong>de</strong>lante y hacia atrás. Los múscu<strong>los</strong> <strong>de</strong> mi cuello estaban muy<br />

tensos, y el movimiento redujo la tensión.<br />

Don Juan alzó <strong>los</strong> ojos al cielo por un momento y pareció observar algo.<br />

-Es hora <strong>de</strong> irse - dijo secamente y se puso en pie.<br />

Caminamos más o menos hacia el oriente hasta llegar a un bosquecillo <strong>de</strong> árboles pequeños, en un valle<br />

entre dos enormes colinas. Eran casi las cinco <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>. Don Juan dijo, en tono casual, que tal vez<br />

tuviéramos que pasar la noche en ese lugar. Señaló <strong>los</strong> árboles y dijo que por ahí había agua.<br />

Tensó el cuerpo y empezó a olfatear el aire como un animal. Pu<strong>de</strong> ver <strong>los</strong> múscu<strong>los</strong> <strong>de</strong> su estómago<br />

contraerse en espasmos cortos, muy rápidos, mientras él exhalaba e inhalaba por la nariz en veloz sucesión.<br />

Me instó a imitarlo y a <strong>de</strong>scubrir por mí mismo dón<strong>de</strong> estaba el agua. Hice la prueba, con renuencia. Tras<br />

cinco o seis minutos <strong>de</strong> respirar aprisa me hallaba mareado, pero mi nariz se había <strong>de</strong>spejado en forma<br />

extraordinaria y me era posible <strong>de</strong>tectar el olor <strong>de</strong> sauces <strong>de</strong> río. Sin embargo, no podía <strong>de</strong>cir dón<strong>de</strong><br />

estaban.<br />

Don Juan me indicó <strong>de</strong>scansar unos minutos y luego me puso a olfatear <strong>de</strong> nuevo. La segunda ronda fue<br />

más intensa. Pu<strong>de</strong> distinguir una bocanada <strong>de</strong> olor a sauce que llegaba <strong>de</strong> mi <strong>de</strong>recha. Nos encaminamos<br />

en esa dirección y hallamos, a cosa <strong>de</strong> medio kilómetro, un sitio pantanoso con agua estancada.<br />

Ro<strong>de</strong>ándolo, subimos a una meseta plana ligeramente más alta. Encima y en torno <strong>de</strong> la meseta el<br />

chaparral era muy <strong>de</strong>nso.<br />

-Este lugar está lleno <strong>de</strong> pumas y otros gatos <strong>de</strong> monte más chicos -dijo don Juan como si tal cosa.<br />

Corrí a su lado y él soltó la risa.<br />

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