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Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...

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-Mira quién es ahora el que dice idioteces. Después <strong>de</strong> tantos años <strong>de</strong> aprendizaje, <strong>de</strong>berías tener más<br />

conocimiento. Ayer <strong>para</strong>ste el mundo, y a lo mejor hasta viste. Un ser mágico te dijo algo, y tu cuerpo fue<br />

capaz <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rlo porque el mundo se había <strong>de</strong>rrumbado.<br />

-El mundo era como es hoy, don Juan.<br />

-No. Hoy <strong>los</strong> coyotes no te dicen nada, ni pue<strong>de</strong>s ver las líneas <strong>de</strong>l mundo. Ayer hiciste todo eso simplemente<br />

porque algo se paró <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ti.<br />

-¿Qué cosa fue?<br />

-Lo que se paró ayer <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ti fue lo que la gente te ha estado diciendo que es el mundo. Verás,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> que nacemos la gente nos dice que el mundo es así y asá, y naturalmente no nos queda otro remedio<br />

que ver el mundo en la forma en que la gente nos ha dicho que es.<br />

Nos miramos.<br />

-Ayer el mundo se hizo como <strong>los</strong> brujos te dicen que es -prosiguió-. En ese mundo hablan <strong>los</strong> coyotes y<br />

también <strong>los</strong> venados, como te dije una vez, y también las víboras <strong>de</strong> cascabel y <strong>los</strong> árboles y todos <strong>los</strong><br />

<strong>de</strong>más seres vivientes. Pero lo que quiero que aprendas es ver. A lo mejor ahora ya sabes que el ver ocurre<br />

sólo cuando uno se cuela entre <strong>los</strong> mundos, el mundo <strong>de</strong> la gente común y el mundo <strong>de</strong> <strong>los</strong> brujos. Ahora<br />

estás justito enmedio <strong>de</strong> <strong>los</strong> dos. Ayer creíste que el coyote te hablaba. Cualquier brujo que no ve creería lo<br />

mismo, pero alguien que ve sabe que creer eso es quedarse atorado en el reino <strong>de</strong> <strong>los</strong> brujos. De la misma<br />

manera, no creer que <strong>los</strong> coyotes hablan es estar atorado en el reino <strong>de</strong> la gente común.<br />

-¿Quiere usted <strong>de</strong>cir, don Juan, que ni el mundo <strong>de</strong> la gente común ni el mundo <strong>de</strong> <strong>los</strong> brujos son<br />

reales?<br />

-Son mundos reales. Pue<strong>de</strong>n actuar sobre ti. Por ejemplo, podrías haberle preguntado a ese coyote<br />

cualquier cosa que quisieras saber, y él se habría obligado a respon<strong>de</strong>rte. Lo único triste es que <strong>los</strong> coyotes<br />

no son <strong>de</strong> fiar. Son embusteros. Es tu <strong>de</strong>stino no tener un compañero animal <strong>de</strong> confianza.<br />

Don Juan explicó que el coyote sería mi compañero toda la vida y que, en el mundo <strong>de</strong> <strong>los</strong> brujos, tener<br />

un amigo coyote no era un estado <strong>de</strong> cosas muy <strong>de</strong> <strong>de</strong>sear. Dijo que habría sido i<strong>de</strong>al que yo hablara con<br />

una serpiente <strong>de</strong> cascabel, pues son compañeras estupendas.<br />

-Yo en tu lugar -añadió- jamás me fiaría <strong>de</strong> un coyote. Pero tú eres distinto y a lo mejor hasta te haces<br />

brujo coyote.<br />

-¿Qué es un brujo coyote?<br />

-Uno que saca muchas cosas <strong>de</strong> sus hermanos coyotes.<br />

Quise seguir haciendo preguntas, pero me <strong>de</strong>tuvo con un gesto.<br />

-Has visto las líneas <strong>de</strong>l mundo -dijo-. Has visto un ser luminoso. Ya casi estás listo <strong>para</strong> encontrarte con<br />

el aliado. Por supuesto, sabes que el hombre a quien viste en el matorral era el aliado. Oíste su rugido como<br />

el sonar <strong>de</strong> un avión <strong>de</strong> chorro. Te estará esperando a la orilla <strong>de</strong> un llano, un llano al que yo mismo te<br />

llevaré.<br />

Guardamos silencio largo rato. Don Juan tenía las manos entrelazadas por encima <strong>de</strong>l estómago. Sus<br />

pulgares se movían casi imperceptiblemente.<br />

-También Genaro tendrá que ir con nosotros a ese valle -dijo <strong>de</strong> pronto-. Es el que te ha ayudado a<br />

<strong>para</strong>r el mundo.<br />

Don Juan me miró con ojos penetrantes.<br />

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-Voy a <strong>de</strong>cirte una cosa más -dijo, y rió-. Ya realmente no importa. El otro día, Genaro nunca movió tu<br />

carro <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> la gente común. Nada más te forzó a mirar el mundo como <strong>los</strong> brujos, y tu coche no<br />

estaba en ese mundo. Genaro quiso ablandar tu certeza. Sus payasadas hablaron a tu cuerpo acerca <strong>de</strong> lo<br />

absurdo que es tratar <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rlo todo. Y cuando voló su papalote casi viste. Hallaste tu coche y estabas<br />

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