10.05.2013 Views

Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...

Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...

Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Luego, don Juan me mostró cómo hacer trampas <strong>para</strong> capturarlas. Explicó que un cazador <strong>de</strong>bía tomarse<br />

tiempo <strong>para</strong> observar <strong>los</strong> sitios don<strong>de</strong> comían o anidaban, con el fin <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar la colocación <strong>de</strong><br />

las trampas; luego las instalaba durante la noche, y al día siguiente todo lo que tenía que hacer era asustar<br />

a <strong>los</strong> roedores <strong>para</strong> que éstos se dispersaran y cayesen en <strong>los</strong> artefactos.<br />

Reunimos algunas varas y nos pusimos a construir las trampas. Yo tenía la mía casi terminada y me<br />

preguntaba con excitación si funcionaría o no, cuando <strong>de</strong> pronto don Juan se <strong>de</strong>tuvo y miró su muñeca<br />

izquierda, como consultando un reloj qué nunca había tenido, y dijo que era la hora <strong>de</strong>l almuerzo. Yo tenía<br />

en las manos una vara larga y trataba <strong>de</strong> doblarla en círculo <strong>para</strong> convertirla en aro. Automáticamente la<br />

puse a un lado con el resto <strong>de</strong> mis arreos <strong>de</strong> caza.<br />

Don Juan me miró con expresión <strong>de</strong> curiosidad. Luego hizo el sonido ululante <strong>de</strong> una sirena <strong>de</strong> fábrica a<br />

la hora <strong>de</strong>l almuerzo. Reí. Su sonido <strong>de</strong> sirena era perfecto. Caminé hacia él y noté que me miraba con<br />

fijeza. Meneó la cabeza <strong>de</strong> lado a lado.<br />

-Con una chingada -dijo.<br />

-¿Qué pasa? -pregunté.<br />

Volvió a hacer el ulular <strong>de</strong> un silbato <strong>de</strong> fábrica.<br />

-Se acabó el almuerzo -dijo-. Regresa a trabajar.<br />

Por un instante me sentí confundido, pero luego pensé que don Juan estaba bromeando, acaso porque<br />

en realidad no había nada con que pre<strong>para</strong>r el almuerzo. Me había concentrado en <strong>los</strong> roedores al grado <strong>de</strong><br />

olvidar que no teníamos provisiones. Recogí nuevamente la vara y traté <strong>de</strong> doblarla. Tras un momento, don<br />

Juan hizo sonar otra vez su "sirena".<br />

-Hora <strong>de</strong> irse a la casa -dijo.<br />

Examinó su reloj imaginario y luego me miró y guiñó el ojo.<br />

-Son las cinco en punto -dijo con el aire <strong>de</strong> quien revela un secreto.<br />

Pensé que <strong>de</strong> repente se había hartado <strong>de</strong> cazar y estaba <strong>de</strong>sistiendo <strong>de</strong>l asunto. Simplemente <strong>de</strong>jé<br />

todo y empecé a pre<strong>para</strong>rme <strong>para</strong> irnos. No lo miré. Supuse que también pre<strong>para</strong>ba sus cosas. Al acabar,<br />

alcé la cara y lo vi sentado a unos metros, con las piernas cruzadas.<br />

-Ya acabé -dije-. Po<strong>de</strong>mos irnos cuando sea.<br />

Se levantó <strong>para</strong> trepar a una roca. Parado allí, a más <strong>de</strong> metro y medio sobre el suelo, me miró. Puso las<br />

manos a ambos lados <strong>de</strong> la boca y emitió un sonido muy prolongado y penetrante. Era como una sirena <strong>de</strong><br />

fábrica, amplificada. Girando, <strong>de</strong>scribió un círculo completo mientras producía el ulular.<br />

-¿Qué hace usted, don Juan? -pregunté.<br />

Dijo que estaba dando la señal <strong>para</strong> que todo el mundo se fuera a su casa. Yo me hallaba completamente<br />

<strong>de</strong>sconcertado. No podía saber si don Juan bromeaba o si sencillamente había perdido la razón. Lo<br />

observé con atención y traté <strong>de</strong> relacionar lo que hacía con algo que hubiera dicho antes. Apenas si<br />

habíamos hablado en toda la mañana, y no pu<strong>de</strong> recordar nada <strong>de</strong> importancia.<br />

Don Juan seguía <strong>para</strong>do encima <strong>de</strong> la roca. Me miró, sonrió y guiñó <strong>de</strong> nuevo él ojo. De pronto me<br />

alarmé. Don Juan puso las manos a <strong>los</strong> lados <strong>de</strong> la boca y <strong>de</strong>jó oír otro largo sonido <strong>de</strong> silbato.<br />

Dijo que eran las ocho <strong>de</strong> la mañana y que volviera a disponer mis arreos, porque teníamos un día entero<br />

por <strong>de</strong>lante.<br />

Para entonces, me encontraba hundido en la confusión. En cuestión <strong>de</strong> minutos, mi temor se convirtió<br />

en un <strong>de</strong>seo irresistible <strong>de</strong> salir corriendo. Pensé que don Juan estaba loco. Me disponía a huir cuando él se<br />

<strong>de</strong>slizó al suelo y vino a mí, sonriente.<br />

-Crees que estoy loco, ¿no? -preguntó.<br />

Le dije que su inesperado comportamiento me estaba sacando <strong>de</strong> mis casillas.<br />

45<br />

www.bibliotecaespiritual.com

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!