10.05.2013 Views

Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...

Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...

Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Llevó horas cumplir la tarea. El grado <strong>de</strong> concentración necesario era sumamente arduo. En cada ocasión,<br />

don Juan me recordaba que estuviera atento y enfocase la mirada. Tenía razón en hacerlo. Discernir<br />

una piedra específica que se precipitaba cuestabajo, empujando otras piedras en su camino, era en verdad<br />

cosa <strong>de</strong> locos.<br />

Guando hube cerrado completamente el círculo y subido a la cima, me sentía a punto <strong>de</strong> caer muerto.<br />

Don Juan había acolchonado el círculo con ramas pequeñas. Me dio unas hojas y me dijo que las pusiera<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> mis pantalones, contra la piel <strong>de</strong> la región umbilical. Dijo que me darían calor y que no necesitaría<br />

cobija <strong>para</strong> dormir. Me <strong>de</strong>splomé <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l círculo. Las ramas formaban un lecho bastante blando, y<br />

me dormí en el acto.<br />

Atar<strong>de</strong>cía cuando <strong>de</strong>sperté. Estaba nublado y hacia viento. Las nubes sobre mi cabeza eran cúmu<strong>los</strong><br />

compactos, pero hacia el oeste había cirros <strong>de</strong>lgados y el sol bañaba la tierra <strong>de</strong> tiempo en tiempo.<br />

El sueño me había renovado. Me sentía vigoroso y feliz. El viento no me molestaba. No tenía frío. Alcé<br />

la cabeza apoyándola en <strong>los</strong> brazos y miré alre<strong>de</strong>dor. No me había dado cuenta, pero el cerro era bastante<br />

alto. El paisaje hacia el oeste era impresionante. Veía yo una vasta área <strong>de</strong> montes bajos y luego el <strong>de</strong>sierto.<br />

Había una cordillera <strong>de</strong> picos café oscuro hacia el norte y el este, y en dirección sur una extensión<br />

interminable <strong>de</strong> tierra y cerros y distantes montañas azules.<br />

Tomé asiento. Don Juan no estaba a la vista. Tuve un repentino ataque <strong>de</strong> miedo. Pensé que tal vez me<br />

había <strong>de</strong>jado allí solo, y yo no sabía cómo volver a mi coche. Volví a acostarme en el colchón <strong>de</strong> ramas y,<br />

curiosamente, se disipó mi aprensión. Nuevamente experimenté un sentimiento <strong>de</strong> quietud, un exquisito<br />

bienestar. Era una sensación extremadamente nueva <strong>para</strong> mí; mis pensamientos parecían haber sido <strong>de</strong>sconectados.<br />

Era feliz. Me sentía sano. Una efervescencia muy tranquila me llenaba. Un viento suave<br />

soplaba <strong>de</strong>l oeste y barría todo mi cuerpo sin darme frío. Lo sentía en la cara y en torno a <strong>los</strong> oídos, como<br />

una suave ola <strong>de</strong> agua tibia que me bañaba y luego retrocedía y volvía a bañarme. Era un extraño estado <strong>de</strong><br />

ser, sin <strong>para</strong>lelo en mi agitada y dislocada vida. Empecé a llorar, no por tristeza ni autocompasión sino a<br />

causa <strong>de</strong> una alegría inefable, inexplicable.<br />

Quería quedarme <strong>para</strong> siempre en ese sitio y tal vez allí seguiría si don Juan no hubiera llegado a<br />

sacarme <strong>de</strong> un tirón.<br />

-Ya <strong>de</strong>scansaste bastante -dijo al jalarme <strong>para</strong> que me incorporara.<br />

www.bibliotecaespiritual.com<br />

Me llevó muy calmadamente a caminar por la periferia <strong>de</strong> la cima. Caminamos <strong>de</strong>spacio y en silencio<br />

completo. Él parecía interesado en hacerme observar el paisaje en torno. Señalaba nubes o montañas con<br />

un movimiento <strong>de</strong> <strong>los</strong> ojos o <strong>de</strong> la barbilla.<br />

El paisaje <strong>de</strong> atar<strong>de</strong>cer era espléndido. Evocaba en mí sensaciones <strong>de</strong> reverencia y <strong>de</strong>sesperanza. Me<br />

recordaba escenas vistas en la niñez.<br />

Trepamos a la parte más alta <strong>de</strong>l cerro, una punta <strong>de</strong> roca ígnea, y nos sentamos cómodamente <strong>de</strong><br />

espaldas contra la roca, mirando al sur. La extensión interminable <strong>de</strong> tierra que se veía en esa dirección era<br />

en verdad majestuosa.<br />

-Graba todo esto en tu memoria -me susurró don ,Juan al oído-. Este sitio es tuyo. Esta mañana viste, y<br />

ésa fue la señal. Encontraste este sitio viendo. La señal fue inesperada, pero se presentó. Vas a cazar po<strong>de</strong>r,<br />

te guste o no. No es una <strong>de</strong>cisión humana, no es tuya ni mía.<br />

"Ahora, hablando con propiedad, este cerro es tu lugar, tu querencia; todo lo que te ro<strong>de</strong>a está bajo tu<br />

cuidado. Debes cuidar todo lo <strong>de</strong> aquí y todo, a su vez, te cuidará."<br />

En son <strong>de</strong> broma le pregunté si todo era mío. Dijo sí en un tono muy serio. Riendo, le dije que lo que<br />

hacíamos me recordaba la historia <strong>de</strong> cómo <strong>los</strong> españoles que conquistaron el Nuevo Mundo dividieron la<br />

tierra en nombre <strong>de</strong> su rey. Solían trepar a la cima <strong>de</strong> una montaña y reclamar toda la tierra que podían ver<br />

en cualquier dirección específica.<br />

-Ésa es una buena i<strong>de</strong>a -dijo-. Voy a darte toda la tierra que pue<strong>de</strong>s ver, no en una dirección sino en<br />

todo tu alre<strong>de</strong>dor.<br />

87

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!