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Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...

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"Ni esos cuatro jóvenes ni tú aún se han dado cuenta <strong>de</strong>l no-hacer por eso fue fácil engatusar<strong>los</strong> a<br />

todos."<br />

-¿Pero, cómo nos engañó usted?<br />

-No tendría sentido <strong>para</strong> ti. No hay modo <strong>de</strong> que lo entiendas.<br />

-Pruébeme, don Juan, por favor.<br />

-Digamos que, cuando nacemos, traemos un anillito <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r. Casi <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio, empezamos a<br />

usar ese anillito. Así que cada uno <strong>de</strong> nosotros está enganchado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el nacimiento, y nuestros anil<strong>los</strong> <strong>de</strong><br />

po<strong>de</strong>r están unidos con <strong>los</strong> anil<strong>los</strong> <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> <strong>de</strong>más. En otras palabras, nuestros anil<strong>los</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r están<br />

enganchados al hacer <strong>de</strong>l mundo <strong>para</strong> construir el mundo.<br />

-Deme un ejemplo <strong>para</strong> que entienda -dije.<br />

-Por ejemplo, nuestros anil<strong>los</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, el tuyo y el mío, están enganchados ahora mismo en el hacer<br />

<strong>de</strong> este cuarto. Estamos construyendo este cuarto. Nuestros anil<strong>los</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r están tejiendo este cuarto en<br />

este preciso momento.<br />

-Espere, espere -dije-. Este cuarto está aquí por sí mismo. Yo no lo estoy creando. No tengo nada que<br />

ver con él.<br />

A don Juan no parecían importarle mis protestas y argumentos. Sostuvo con mucha calma que el<br />

aposento don<strong>de</strong> estábamos recibía su ser y su or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong>l anillo <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> todos nosotros.<br />

-Verás -continuó-, todos conocemos el hacer <strong>de</strong> <strong>los</strong> cuartos porque, en una forma o en otra, hemos<br />

pasado en cuartos gran parte <strong>de</strong> nuestra vida. Un hombre <strong>de</strong> conocimiento, en cambio, <strong>de</strong>sarrolla otro<br />

anillo <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r. Yo lo llamaría el anillo <strong>de</strong> no-hacer, porque está enganchado a no-hacer. Así, con ese anillo,<br />

pue<strong>de</strong> urdir otro mundo.<br />

Una mesera joven trajo nuestra comida y pareció rece<strong>los</strong>a <strong>de</strong> nosotros. Don Juan me susurró que le<br />

pagara, <strong>para</strong> mostrarle que traía dinero suficiente.<br />

-No me extraña que <strong>de</strong>sconfíe <strong>de</strong> ti -dijo, y soltó una carcajada-. Te ves <strong>de</strong>l carajo.<br />

Pagué a la mujer y le di propina, y cuando nos <strong>de</strong>jó so<strong>los</strong> me quedé mirando a don Juan, tratando <strong>de</strong><br />

hallar la forma <strong>de</strong> recobrar el hilo <strong>de</strong> nuestra conversación. Él acudió en mi ayuda.<br />

-Tu dificultad es que todavía no <strong>de</strong>sarrollas tu otro anillo <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r y tu cuerpo no sabe no-hacer -dijo.<br />

No entendí lo que <strong>de</strong>cía. Mi mente estaba trabada con una preocupación realmente prosaica.. Todo lo<br />

que <strong>de</strong>seaba saber era si don Juan se había puesto o no un traje <strong>de</strong> pirata.<br />

Don Juan no me respondió; echó a reír con estruendo. Le supliqué explicar.<br />

-Pero si acabo <strong>de</strong> explicártelo -repuso.<br />

-¿Es <strong>de</strong>cir, que no se puso usted ningún disfraz? -.pregunté.<br />

-Todo lo que hice fue enganchar mi anillo <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r a tu propio hacer -dijo-. Tú mismo hiciste el resto, y<br />

así hicieron <strong>los</strong> <strong>de</strong>más.<br />

-¡Eso es increíble! -exclamé.<br />

-A todos nosotros nos han enseñado a estar <strong>de</strong> acuerdo en hacer -dijo suavemente-. No tienes i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l<br />

po<strong>de</strong>r que ese acuerdo implica. Pero, por fortuna, no-hacer es igual <strong>de</strong> milagroso y po<strong>de</strong>roso.<br />

Sentí una ondulación incontrolable en el estómago. Había un abismo insalvable entre mi experiencia <strong>de</strong><br />

primera mano y la explicación. Mi último reducto fue, como siempre, un tinte <strong>de</strong> duda y <strong>de</strong>sconfianza que<br />

creó la pregunta: "¿Qué tal si don Juan estaba <strong>de</strong> acuerdo con <strong>los</strong> muchachos y él mismo preparó todo?"<br />

Cambié <strong>de</strong> tema y le pregunté por <strong>los</strong> cuatro aprendices.<br />

-¿Me dijo usted que eran sombras? -pregunté.<br />

-Cierto.<br />

120<br />

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