10.05.2013 Views

Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...

Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...

Viaje a Ixtlán - los mejores libros de espiritualidad para leer y ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Me preguntó si no me recordaba un pájaro.<br />

-¿Un pájaro? -exclamé.<br />

Soltó una risita <strong>de</strong> niño y apartó sus ojos <strong>de</strong> mí.<br />

-Sí -dijo con suavidad-. ¡Un pájaro, un pájaro muy raro!<br />

Volvió a atrapar mis ojos con <strong>los</strong> suyos y me or<strong>de</strong>nó recordar. Dijo con extraordinaria convicción que él<br />

"sabía" que yo había visto antes esa mirada.<br />

Mi sentir <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong> momentos era que el anciano me encolerizaba, pese a mi buena voluntad, cada<br />

vez que abría la boca. Me le quedé viendo con obvio <strong>de</strong>safío. En vez <strong>de</strong> enojarse echó a reír. Se golpeó el<br />

muslo y gritó como si cabalgara un potro salvaje. Luego se puso serio y me indicó la importancia suprema<br />

<strong>de</strong> que yo <strong>de</strong>jara <strong>de</strong> pelear con él y recordarse aquel pájaro raro <strong>de</strong>l cual hablaba.<br />

-Mírame a <strong>los</strong> ojos -dijo.<br />

Sus ojos eran extraordinariamente fieros. Tenían un aura que en verdad me recordaba algo, pero yo no<br />

estaba seguro <strong>de</strong> qué cosa era. Me esforcé un momento y entonces, <strong>de</strong> pronto, me di cuenta: no la forma<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> ojos ni <strong>de</strong> la cabeza, sino cierta fría fiereza en la mirada, me recordaba <strong>los</strong> ojos <strong>de</strong> un halcón. En el<br />

mismo instante en que lo advertí, don Juan me miraba <strong>de</strong> lado, y por un segundo mi mente experimentó un<br />

caos total. Creí haber visto las facciones <strong>de</strong> un halcón en vez <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong> don Juan. La imagen fue <strong>de</strong>masiado<br />

fugaz y yo me hallaba <strong>de</strong>masiado sobresaltado <strong>para</strong> haberle prestado más atención.<br />

En tono <strong>de</strong> gran excitación, le dije que podría jurar haber visto las facciones <strong>de</strong> un halcón en su rostro.<br />

Él tuvo otro ataque <strong>de</strong> risa.<br />

He visto cómo miran <strong>los</strong> halcones. Solía cazar<strong>los</strong> cuando era niño, y en la opinión <strong>de</strong> mi abuelo me<br />

<strong>de</strong>sempeñaba bien. El abuelo tenía una granja <strong>de</strong> gallinas Leghorn y <strong>los</strong> halcones eran una amenaza <strong>para</strong> su<br />

negocio. Dis<strong>para</strong>rles no era sólo funcional, sino también "justo". Yo había olvidado, hasta ese momento,<br />

que la fiera mirada <strong>de</strong> las aves me obsesionó durante años; se hallaba en un pasado tan remoto que creía<br />

haber perdido memoria <strong>de</strong> ella.<br />

-Yo cazaba halcones -dije.<br />

-Lo sé -repuso don Juan como si tal cosa.<br />

Su tono contenía tal certeza que empecé a reír. Pensé que era un tipo absurdo. Tenía el <strong>de</strong>scaro <strong>de</strong><br />

hablar como si en verdad supiese que yo cazaba halcones. Lo <strong>de</strong>sprecié enormemente.<br />

-¿Por qué te enojas tanto? -preguntó en un tono <strong>de</strong> genuina preocupación.<br />

Yo ignoraba por qué. Él se puso a son<strong>de</strong>arme <strong>de</strong> un modo muy insólito. Me pidió mirarlo <strong>de</strong> nuevo y<br />

hablarle <strong>de</strong>l "pájaro muy raro" que me recordaba. Luché contra él y, por <strong>de</strong>specho, dije que no había nada<br />

<strong>de</strong> qué hablar. Luego me sentí forzado a preguntarle por qué había dicho saber que yo solía cazar halcones.<br />

En lugar <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>rme, volvió a comentar mi conducta. Dijo que yo era un tipo violento, capaz <strong>de</strong> "echar<br />

espuma por la boca" al menor pretexto. Protesté, negando que eso fuera cierto; siempre había tenido la<br />

i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> ser bastante simpático y calmado. Dije que era culpa suya por sacarme <strong>de</strong> mis casillas con sus<br />

palabras y acciones inesperadas.<br />

-¿por qué la ira? -preguntó.<br />

Hice un avalúo <strong>de</strong> mis sentimientos y reacciones. Realmente no tenía necesidad <strong>de</strong> airarme con él.<br />

Insistió nuevamente en que mirara sus ojos y le hablara <strong>de</strong>l "extraño halcón". Había cambiado su<br />

fraseo; el "pájaro muy raro" <strong>de</strong> que hablaba antes se había vuelto el "extraño halcón". El cambio <strong>de</strong> palabras<br />

resumió un cambio en mi propio estado <strong>de</strong> ánimo. De repente me había puesto triste.<br />

Achicó <strong>los</strong> ojos hasta convertir<strong>los</strong> en ranuras, y dijo en tono sobreactuado que estaba "viendo" un<br />

halcón muy extraño. Repitió su afirmación tres veces, como si en verdad estuviera viéndolo allí frente a él.<br />

-¿No lo recuerdas? -preguntó.<br />

21<br />

www.bibliotecaespiritual.com

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!