Anais 2º Congresso Latino-Americano de Restauraçao de Metais

del que hay numerosos testimonios materiales en monedas doradas sobre cobre,
cuyo estudio puede darnos muchas pistas sobre las técnicas de dorado de esta
época islámica en objetos no numismáticos.
Las posibilidades y dificultades de distinguir ambos métodos observando con
detalle la superficie de los objetos, a parte de la común localización del mercurio,
fueron expuestas en su día por Oddy (1988), y más recientemente por Giumlia-Mair
(1999, 261). Esperemos que nuestras investigaciones con estas piezas medievales
ayuden a clarificar este interrogante.
II. Ámbito de la arqueometría para conservación y restauración.
El interés preferente se ha dirigido al estudio de los procesos de corrosión. La
importancia de la muestra procedente de Calatrava la Vieja es que ha hecho posible
referirnos a los estadíos distintos de conservación que ofrecen estos objetos dorados
de procedencia arqueológica, tanto del núcleo de cobre como sobre todo de la capa
de oro.
Para poder comprobar este proceso es de importancia sustancial la
conservación de la base de cobre de manera estable y con núcleo metálico para
que haya permanecido el dorado en buenas condiciones. En otras ocasiones se
mantiene muy fragmentariamente el dorado en la superficie. Esto nos ofrece toda
una gradación de deterioro diferenciable en las piezas desde las que tienen un
núcleo metálico estable y sólido hasta las que tienen un inexistente núcleo. Esta
situación ha de ser considerada como unívoca, y hacer una intervención
particularizada en cada caso. De todos modos el desarrollo de la corrosión en
nuestras piezas doradas se produce del siguiente modo:
I) Capa de corrosión externa compuesta de:
- Restos del suelo arqueológico: granos silíceos, arcillas y materia vegetal.
- Carbonatos de calcio: en forma de pequeños bloques o dispersos en el paquete
corrosivo.
- Pequeños focos de cloruros de cobre (atacamita y paratacamita), seguramente
activados con posterioridad a su extracción del suelo.
- Carbonatos de cobre, formando en ocasiones áreas de una “falsa pátina” sobre el
dorado oculto bajo ellos. Son productos que generan una gran confusión a la hora de
intervenir en la limpieza de las piezas.
- Óxidos básicos de cobre: su color rojizo les delata con mucha claridad en los
análisis ópticos. Se muestran resistentes, de notable espesor y compactos, aunque
no se presentan en capas homogéneas cubriendo toda la superficie sino en áreas
concretas. Se localizan preferentemente en las piezas que conservan un núcleo
metálico consistente.
- Sulfuros de cobre; su localización es bastante excepcional por el momento, sólo en
la muestra procedente de un adorno con calado de cuadrados. Descartamos que
esta presencia de S se deba a algún proceso tecnológico, pues la otra pieza de
adorno idéntica (CV 2001/26-64) no muestra residuo alguno de este elemento
químico en la capa de corrosión externa.
II) Capa de dorado.
La película de dorado, aunque siempre aparece encapsulada por la corrosión,
puede discriminarse con gran facilidad, pues en algunas piezas es el único resto de
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