Anais 2º Congresso Latino-Americano de Restauraçao de Metais

tareas de conservación y/o restauración, dependiendo del estado en que el mismo se
encuentre.
Se considerarían actividades como:
• Labor profiláctica: limpieza superficial para eliminar el polvo, la grasa; custodia de
partes o fragmentos; recomendaciones y medidas de protección (conservación
preventiva)
• Limpieza química: eliminación de productos de corrosión, de manchas de
incrustaciones calcáreas y liberación de añadidos
• Protección: consolidación físico-química; acción anticorrosiva
• Reintegración: ordenamiento de fragmentos originales; ensamblaje de fragmentos;
confección de partes faltantes.
• Resane de juntas y superficies: pastas imitativas; completamiento de policromías y
pátinas
Los tratamientos a los cuales puede ser sometido un objeto de arte metálico
pueden ser variados; pero ante todo es importante establecer si se trata de un
artefacto arqueológico, de un objeto de museo, o de una pieza colocada a la
intemperie en un espacio público. De esto van a depender muchas de las acciones
que se seleccionen posteriormente.
Cuando realizamos un tratamiento de conservación estamos persiguiendo 3
objetivos fundamentales:
1. El primero de ellos es realizar su limpieza, mediante la eliminación del polvo,
la grasa, los depósitos calcáreos y los productos de corrosión. Aquí es posible
como veremos más adelante emplear reactivos químicos.
2. El segundo es garantizar su estabilidad física, lo cual se puede lograr
impidiendo la acción dañina de los aniones agresivos que, como los iones
cloruros Cl - , son los responsables de la “enfermedad del bronce” y del
“sudado del hierro”.
Estos iones son capaces también de promover la disolución de las capas de
los productos de corrosión con características protectoras que se hayan formado
sobre la superficie del objeto.
El “sudado del hierro” se asocia a la presencia de los cloruros de hierro
(ferroso y férrico), y recibe este nombre porque sobre la superficie metálica se
observan unas gotas pequeñas o un chorreado de un líquido de color naranja, que se
corresponde con la formación continua y subsecuente disolución de los óxidos
férricos hidratados u oxihidróxidos (FeOOH).
La “enfermedad del bronce”, que se presenta en el cobre y sus aleaciones, el
latón y el bronce, no es más que la aparición de puntos de color verde, o verde-azul,
distribuidos al azar sobre la superficie metálica, que van creciendo en diámetro y
profundidad, disolviendo al metal bajo ellos, y que pueden llegar a cubrir la pieza
totalmente, como una incrustación de aspecto desagradable.
Para el cobre y sus aleaciones (bronce, latón) la estabilización está dirigida a
la eliminación del cloruro cuproso (CuCl), un producto inestable, que participa en la
formación del cloruro básico de cobre, componente de la pátina, principal
responsable del fenómeno.
38