Anais 2º Congresso Latino-Americano de Restauraçao de Metais

elevada, como también se observa con frecuencia si el hallazgo es marino, entonces
es necesario utilizar algunos agentes oxidantes capaces de pasivar al hierro, es
decir, de mantenerlo en un estado en el cual la velocidad de corrosión del metal sea
casi despreciable.
Para esto resultan eficaces las soluciones de cromato o dicromato de sodio o
potasio, las cuales son capaces de formar sobre la superficie metálica, una fina capa
de óxido de hierro y óxido de cromo, que protegerá el metal bajo ellas. Otra
propiedad que presentan las soluciones de estos productos químicos es que ellos
son capaces de mantener el valor de pH más estable que las soluciones alcalinas.
En la práctica se trata de aprovechar las ventajas de ambos agentes químicos,
por lo que un medio típico es el formado por la mezcla de una solución de dicromato
de potasio (0,01-0,1% K 2 Cr 2 O 7 ) y de hidróxido de sodio o sosa cáustica (1-2%
NaOH).
Estos medios químicos, de forma adicional, van a ayudar a la difusión hacia el
exterior de los iones cloruros Cl - , presentes en las partes más internas de las capas
de productos de corrosión ya formadas; y a ablandar las incrustaciones, con lo que
se facilitará su eliminación posterior por métodos mecánicos menos agresivos.
Para el cobre y sus aleaciones la situación es diferente, ya que este metal, por
el contrario, se va a corroer en soluciones muy oxidantes, o en soluciones con
valores altos de pH. Es por esto que los objetos arqueológicos elaborados con este
metal, cuando son rescatados del mar, deben almacenarse en agua dulce sin sales,
o en soluciones ligeramente alcalinas, como las de sesquicarbonato de sodio 4% o
carbonato de sodio 5% en las que puedan pasivarse.
Para el estaño, el plomo, el peltre y la plata se recomienda el agua dulce o el
sesquicarbonato de sodio al 4%.
El oro puro se puede colocar en agua dulce, pero si está aleado con cobre o
plata, entonces se empleará el químico que sea adecuado para esos metales.
En el caso de los objetos ferrosos arqueológicos rescatados del suelo, una vez
que se encuentran en el laboratorio donde van a ser tratados para la eliminación de
las incrustaciones calcáreas que los cubren, y con vistas a la no utilización de medios
mecánicos que podrían dañar la pieza, sobre todo si presentaran fragilidad es
también recomendable el empleo de soluciones químicas.
Para esto pueden emplearse agentes como el hexametafosfato de sodio
(PO 3 Na) 6 conocido también como CALGON, el acetato de amonio y el ácido oxálico
entre otros, todos en soluciones muy diluidas, es decir, en concentraciones no
mayores del 10%.
Ahora bien, la protección contra la corrosión posterior de los objetos, o sea, su
preservación antes del tratamiento, se puede lograr colocándolos, al igual que en el
caso del agua de mar, en mezclas de soluciones oxidantes/alcalinas.
En este caso, como la concentración de sales es menor, pueden usarse
soluciones menos fuertes. Un ejemplo de éstas lo constituye la mezcla:
0,1g/l de nitrito de sodio (NaNO 2 )
0,002-2% de hidróxido de sodio (NaOH)
En la última etapa, pues ya hemos visto el diagnóstico y la preservación,
cuando se ha decidido efectuar la intervención del objeto, el tratamiento podrá incluir
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