13.07.2015 Views

Verdad y Método I

Verdad y Método I

Verdad y Método I

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

108distinción estética, con la que la conciencia estética se afirma a sí mismafrente a la obra, una legitimación en la autonomía de la conciencia lectora?La literatura parece la poesía despojada de su valencia ontológica. Decualquier libro —no sólo de aquel único27 —, puede decirse que es paratodos y para ninguno.¿Pero es éste un concepto correcto de la literatura? ¿No procederá endefinitiva de una romántica proyección hacia atrás de la conciencia culturalenajenada? Pues la literatura como objeto de lectura es efectivamente unfenómeno tardío; no así en cambio su carácter escrito. Esto pertenece enrealidad a los datos primordiales de todo el gran hacer literario. Lainvestigación más reciente ha abandonado la idea romántica del carácter oralde la poesía épica, por ejemplo, la de Homero. La escritura es mucho másantigua de lo que creíamos y parece haber pertenecido desde siempre alelemento espiritual de la poesía. La poesía existe como «literatura» aunquetodavía no se consuma como material de cultura. En este sentido elpredominio de la lectura frente al de la declamación, que encontramos enépocas más tardías (piénsese, por ejemplo, en la repulsa aristotélica delteatro), no es nada realmente nuevo.Esto resulta inmediatamente evidente mientras la lectura lo es en voz alta.Sin embargo, no puede trazarse una distinción neta respecto a la lectura ensilencio; toda lectura comprensiva es siempre también una forma dereproducción e interpretación. La entonación, la articulación rítmica ydemás pertenecen también a la lectura más silenciosa. Lo significativo y sucomprensión está tan estrechamente vinculados a lo lingüístico-corporal,que la comprensión siempre contiene un hablar interior. Y si esto es así, yano puede eludirse la consecuencia de que la literatura —por ejemplo, en esaforma artística tan peculiar suya que es la novela— tiene en la lectura unaexistencia tan originaria como la épica en la declamación del rapsoda o elcuadro en la contemplación de su espectador. Y también la lectura de unlibro sería entonces un acontecer en el que el contenido leído accedería a larepresentación. Es verdad que la literatura, igual que su recepción en lalectura, muestran un grado máximo de desvinculación y movilidad 28. Deello es índice incluso el hecho de que no es necesario leer un libro de untirón; el permanecer en ello no es aquí una tarea ineludible de la recepción,cosa que no posee correlato en el escuchar o en el contemplar. Pero estopermite apreciar también que la «lectura» se corresponde con la unidad deltexto.En consecuencia la forma de arte que es la literatura sólo puede concebirseadecuadamente desde la ontología de la obra de arte, no desde las vivenciasestéticas que van apareciendo a lo largo de la lectura. A la obra de arteliteraria le pertenece la lectura de una manera esencial, tanto como ladeclamación o la ejecución. Todo esto son grados de lo que en generalacostumbra a llamarse reproducción, pero que en realidad representa laforma de ser original de todas las artes procesuales y que se ha mostradoejemplar para la determinación del modo de ser del arte en general.Pero de aquí se sigue también algo más. El concepto de la literatura no dejade estar referido a su receptor. La existencia de la literatura no es lapermanencia muerta de un ser enajenado que estuviera entregado a larealidad vivencial de una época posterior, en simultaneidad con ella. Por elcontrario, la literatura es más bien una función de la conservación y de latrasmisión espiritual, que aporta a cada presente la historia que se oculta enella. Desde la formación de cánones de la literatura antigua que debemos alos filólogos alejandrinos, toda la sucesión de copia y conservación de los«clásicos» constituye una tradición cultural viva que no se limita a conservarlo que hay sino que lo reconoce como patrón y lo trasmite como modelo. Alo largo de los cambios del gusto se va formando así esa magnitud operanteque llamamos «literatura clásica», como modelo permanente para los quevengan más tarde, hasta los tiempos de la ambigua disputa de anciens etmodernes y aún más allá.Sólo el desarrollo de la conciencia histórica pudo trasformar esta unidadviva de la literatura universal, extrayéndola de la inmediatez de supretensión normativa de unidad e integrándola en el planteamiento históricode la historia de la literatura. Pero éste es un proceso no sólo inconcluso sinoque probablemente no se concluirá nunca. Es sabido que Goethe fue elprimero que dio al concepto de la literatura universal su sentido en la lenguaalemana 29, pero para Goethe el sentido normativo de este concepto era algocompletamente natural. Tampoco ahora ha muerto del todo, ya que cuandoatribuimos a una' obra un significado realmente duradero decimos que formaparte de la literatura universal.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!