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Verdad y Método I

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264Leibniz), pues el ordo reproducido por un sistema de signos de estaclase tendría algún correlato en todas las lenguas 17 . Es bastante claroque esta pretensión de la characteristica universalis de ser una arsinveniendi, como lo plantea Leibniz, reposa precisamente sobre elcarácter artificial de su simbolismo: él es el que hace posible calcularen el sentido de hallar relaciones a partir de las regularidadesformales de las leyes combinatorias, y hacerlo independientementede que la experiencia nos conduzca o no a nexos correspondientesentre las cosas. Adelantándose así con el pensamiento hacia el reinode las posibilidades, la razón pensante accede a su perfecciónabsoluta. Para la razón humana no hay mayor adecuación delconocimiento que la notitia numerorum 18, y todo cálculo procedesegún los esquemas de ésta. Sin embargo debe considerarse comogeneralmente válido que la imperfección del hombre no permite unconocimiento adecuado a priori, y que en consecuencia la experienciaes imprescindible. El conocimiento no se hace claro y distinto através de estos símbolos porque el símbolo no significa una formaconspicua de estar dado, este conocimiento es «ciego» en la medidaen que el símbolo aparece en el lugar de un verdadero conocimientoy muestra tan sólo la posibilidad de que éste llegue a producirse.El ideal de lenguaje que persigue Leibniz es, pues, un «lenguaje» dela razón, una analysis notionum que, partiendo de los «primeros»conceptos, desarrollaría todo el sistema de los conceptos verdaderosy reproduciría el todo de lo que es, lo que se correspondería con larazón divina 19 . La creación del mundo como el cálculo de Dios, queelucida la mejor de entre las posibilidades del ser, sería reproducidade este modo por el espíritu humano.En realidad este ideal hace patente que el lenguaje es algo más queun mero sistema de signos para designar el conjunto de lo objetivo.La palabra no es sólo signo. En algún sentido difícil de precisar estambién algo así como una copia. Basta pensar en la posibilidadextrema contraria de un lenguaje puramente artificial para reconoceren esta teoría arcaica del lenguaje a pesar de todo una cierta cantidadde razón. De un modo enigmático la palabra muestra una ciertavinculación con lo «copiado», una pertenencia | su ser. Y esto debepensarse de una manera fundamental, no bajo la idea de que en laformación del lenguaje la relación mimética tenga algunaparticipación. Pues esto no admite discusión. Va Platón habíapensado claramente en este sentido mediador, y la investigaciónlingüística sigue haciéndolo ahora cuando atribuye una cierta funcióna la onomatopeya en la historia de las palabras. En esta manera depensar, el lenguaje se imagina enteramente al margen del serpensado, como un instrumental de la subjetividad; esto quiere decirque se sigue una dirección abstractiva en cuyo término se encuentrala construcción racional de un lenguaje artificial.Mi impresión es que con esto nos estamos moviendo en unadirección que nos aparta de la esencia del lenguaje. La lingüisticidades tan totalmente inherente al pensar de las cosas que resulta unaabstracción pensar el sistema de las verdades como un sistema previode posibilidades del ser, al que habrían de asignarse los signos queutiliza un sujeto cuando echa mano de ellos. La palabra lingüística noes un signo del que se echa mano, pero tampoco es un signo que unohace o da a otro; no es una cosa dotada de un ser propio, que sepueda recibir y cargar con la idealidad del significar con el fin dehacer así visible un ente distinto. Esto es falso por los dos lados. Laidealidad del significado está en la palabra misma; ella es siempre yasignificado. Sin embargo, esto no quiere decir por otra parte que lapalabra preceda a toda experiencia de lo que es y se añadaexteriormente a experiencias ya hechas, sometiéndolas a sí. No esque la experiencia ocurra en principio sin palabras y se conviertasecundariamente en objeto de reflexión en virtud de la designación,por ejemplo, subsumiéndose bajo la generalidad de la palabra. Alcontrario, es parte de la experiencia' misma el buscar y encontrar laspalabras que la expresen. Uno busca la palabra adecuada, esto es, lapalabra que realmente pertenezca a la cosa, de manera que éstaadquiera así la palabra. Aunque mantengamos que esto no implicauna simple relación de copia, sigue siendo verdad que la palabra

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