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Verdad y Método I

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287ser sin los hombres, y que incluso quizá vaya a ser sin ellos. Esto estádentro del sentido en el que vive cualquier acepción del mundoconstituida humana y lingüísticamente. Toda acepción del mundo serefiere al ser en sí de éste. El es el todo al que se refiere laexperiencia esquematizada lingüísticamente. La multiplicidad detales acepciones del mundo no significa relativización del «mundo».Al contrario, lo que el mundo es no es nada distinto de las acepcionesen las que se ofrece.En esto, la cuestión es parecida a lo que ocurre con la percepción delas cosas. Fenomenológicamente hablando, la «cosa en sí» noconsiste más que en la continuidad con la que las matizacionesperspectívistas de la percepción de las cosas se van induciendo unas aotras, como ya mostró Husserl12. El que pretenda oponer a estas«acepciones» el «ser en sí» tendrá que pensar o teológicamente —yentonces el ser en sí ya no es para él sino para Dios—, odiabólicamente, en calidad dé individuo que pretende demostrarse así mismo su propia divinidad haciendo ver que el- mundo entero debeobedecerle --y entonces el ser en sí del mundo será para él unarestricción de la omnipotencia de su imaginación— 13. De unamanera análoga a la de la percepción puede hablarse de la«matización lingüística» que experimenta el mundo en los diversosmundos lingüísticos. Sin embargo, sigue existiendo una diferenciacaracterística: en la percepción de las cosas cada matización esdistinta y excluyente de las demás, y contribuye a constituir la «cosaen sí» como el continuum de estas matizaciones, mientras que en lamatización de las acepciones lingüísticas del mundo cada una de ellascontiene potencialmente a todas las demás, esto es, cada una estácapacitada para ampliarse hacia cada una de las otras. Está capacitadapara comprender y abarcar desde sí también la «acepción» del mundoque se le ofrece en otra lengua distinta.Retengamos, pues, que la vinculación lingüística de nuestraexperiencia del mundo no significa ningún perspectivismo excluyente;cuando logramos superar los prejuicios y barreras denuestra experiencia anterior del mundo introduciéndonos en mundoslingüísticos extraños, esto no quiere decir en modo alguno queabandonemos o neguemos nuestro propio mundo. Como viajeros,siempre volvemos a casa con nuevas experiencias. Y si somosemigrantes, que no han de volver jamás, tampoco podremos nuncaolvidar del todo. Incluso si hemos logrado, en calidad de instruidosen la historia, obtener verdadera claridad sobre el condicionamientohistórico de todo pensamiento humano sobre el mundo, y enconsecuencia también sobre nuestro propio carácter condicionado,tampoco con esto habremos logrado asumir una posiciónincondicionada. En particular, no refuta el supuesto de estecondicionamiento básico el que este supuesto mismo pretenda sertotal e incondicionalmente verdadero, que en consecuencia no sepueda aplicar a si mismo sin entrar en contradicción. La concienciadel condicionamiento no cancela éste en modo alguno. Es uno de losprejuicios de la filosofía de la reflexión el considerar como unarelación entre frases cosas que realmente no están en el mismo nivellógico. Por eso el argumento de la reflexión está aquí fuera de lugar.No se trata de relaciones entre juicios que deban mantenerse libres detoda contradicción, sino de relaciones vitales. La constituciónlingüística de nuestra experiencia del mundo está en condiciones deabarcar las relaciones vitales más diversas 14.Tampoco la explicación copernicana del cosmos ha conseguido,introduciéndose en nuestro saber, hacer que para nosotros el sol dejede ponerse. No existe ninguna incompatibilidad entre elsostenimiento de ciertas apariencias y la comprensión racional de queen el mundo las cosas son a la inversa. ¿Y no es en realidad ellenguaje el que interviene, promoviendo y acallando, en estaestratificada comprensión de la vida? Nuestra manera de hablar de lapuesta del sol no es ciertamente arbitraria sino que expresa unaapariencia real. Es la apariencia que se ofrece a aquél que no semueve. Es el sol el que nos alcanza o nos abandona entonces con susrayos. En este sentido, la puesta del sol es para nuestracontemplación una realidad (es relativo «a nuestro estar ahí»). Lo que

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