13.07.2015 Views

Verdad y Método I

Verdad y Método I

Verdad y Método I

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

248Schiller y Fichte8, que parte de este hecho. Sí que me parecesignificativo el hecho de que con los criterios estéticos empleados poruno y otro no acaba de verse una salida a la disputa en cuestión. Y-esque en el fondo el problema no es el de la estética del buen estilo,sino el de la cuestión hermenéutica. El «arte» de escribir de maneraque las ideas del lector se vean estimuladas y se mantenganproductivamente en movimiento tiene poco que ver con los demásmedios usuales de las artes retóricas o estéticas. Al contrario, consistepor entero en que uno se vea conducido a pensar también lo pensado.El «arte» de escribir no pretende ser aquí entendido y consideradocomo tal. El arte de escribir, igual que el de hablar, no representan unfin en sí y no son por lo tanto objeto primario del esfuerzohermenéutico. La comprensión se ve atraída por completo por elasunto mismo. Esta es la razón por la que los pensamientos confusoso lo que está «mal» escrito no son para la tarea del comprender casosparadigmáticos en los que el arte hermenéutico brillaría en todo suesplendor, sino por el contrario casos límites en los que se tambaleael presupuesto sustentador de todo éxito hermenéutico, que es launivocidad del sentido al que se hace referencia.En realidad es propio de todo lo que está escrito elevar la pretensiónde ser devuelto por sí mismo a lo lingüístico, y esta pretensión deautonomía de sentido va tan lejos que incluso una lectura auténtica,por ejemplo, la de un poema por su autor, se vuelve cuestionable encuanto la intención de la audición se aparta del punto hacia el queestamos realmente orientados en la medida en que intentamoscomprender. Puesto que lo que importa es la comunicación delverdadero sentido de un texto, su interpretación se encuentrasometida a una norma objetiva. Es ésta la exigencia que plantea ladialéctica platónica cuando intenta hacer valer el logos como tal, ydeja a veces atrás a su compañero real de diálogo en el curso de esteempeño. Es más, la debilidad específica de la escritura, la mayorcantidad de auxilio que necesita en comparación con el hablar vivo,tiene como reverso el que pone de relieve el cometido dialéctico de lacomprensión con redoblada claridad. Igual que en la conversación,también aquí la comprensión tiene que intentar robustecer el sentidode lo dicho. Lo que se dice en el texto tiene que ser despojado de todala contingencia que le sea inherente, y entendido en la plena idealidaden la que únicamente tiene su valor. Por eso la fijación por escritopermite que el lector comprensivo pueda erigirse en abogado de supretensión de verdad: precisamente porque separa por completo elsentido de sus proposiciones de aquél que las ha hecho. Es así cómoel lector experimenta en su validez propia cuanto le habla y cuantocomprende. A su vez lo que haya comprendido será ya siempre algomás que una opinión extraña: será en cualquier caso una posibleverdad. Esto es lo que emerge en virtud de la liberación de lo dichorespecto a quien lo dijo y en virtud del grado de duración que leconfiere la escritura. Y el que personas poco acostumbradas a lalectura nunca acaben de actualizar del todo la sospecha de que algoescrito pueda no ser cierto tiene, como ya hemos visto, una razónhermenéutica profunda, pues para ellos todo lo escrito es una especiede documento que se avala a sí mismo.De hecho, lo escrito es siempre objeto preferente de la hermenéutica.Lo que se nos hizo más claro en el caso extremo de la lengua extrañay de los problemas de la traducción se confirma ahora en laautonomía de la lectura: la comprensión no- es una trasposiciónpsíquica. El horizonte de sentido de la comprensión no puedelimitarse ni por lo que el autor tenía originalmente in mente ni por elhorizonte del destinatario al que se dedicó el texto en origen.A primera vista el que no se deba introducir en un texto nada que nopudieran haber tenido en las mientes el autor y el lector suena a uncanon hermenéutico tan razonable como generalmente reconocido. Ysin embargo, sólo en los casos más extremos pueden aplicárselorealmente. Los textos no quieren ser entendidos como expresión vitalde la subjetividad de su autor. En consecuencia no es desde ahí desdedonde deben trazarse los límites de su sentido. Sin embargo, lodudoso no es sólo la limitación del sentido de un texto a las«verdaderas» ideas del autor. Aun cuando se intente determinar

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!