13.07.2015 Views

Verdad y Método I

Verdad y Método I

Verdad y Método I

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

269ser descrita de manera que la palabra tenga su origen en el intelecto,pero no parcialmente sino por entero (totàliter), del mismo modovale para nosotros que aquí una palabra surge totaliter de otra, lo quesignifica que tienen su origen en el espíritu igual que la sucesión dela conclusión desde las premisas (ut conclusio ex principiis). Elproceso y surgimiento del pensar no es, pues, un proceso detrasformación (motus), no es una transición de la potencia al acto,sino un surgir ut actus ex actir. La palabra no se forma una vez quese ha concluido el conocimiento, hablando en términos escolásticos,una vez que la información del intelecto es cerrada por la species,sino que es la realización misma del conocimiento. En esta medida lapalabra es simultánea con esta formación (formatio) del intelecto.De esta manera se comprende que la generación de la palabra pudieraentenderse como una copia auténtica de la trinidad. Se trata de unaverdadera generatio, de un verdadero alumbramiento, aunque porsupuesto aquí no aparezca ninguna parte receptora junto a lageneradora. Precisamente este carácter intelectual de la generación dela palabra es lo decisivo para su función de modelo teológico.Ciertamente, hay algo común al proceso de las personas divinas y aldel pensar.Y sin embargo, a nosotros nos interesa menos esta coincidencia quelas diferencias entre la palabra divina y humana. Teológicamente,esto es también completamente correcto. El misterio de la trinidad,aún iluminado por la analogía con la palabra interior, tiene sinembargo que resultar en último extremo incomprensible para elpensamiento humano. Si en la palabra divina se expresa el todo delespíritu divino, el momento procesual de esta palabra significaentonces algo respecto a lo que en el fondo toda analogía nos tendráque dejar en la estacada. En cuanto que, conociéndose a sí mismo, elespíritu divino conoce al mismo tiempo todo cuanto es, la palabra deDios es la del espíritu que en una sola contemplación (intuitus) locontempla y crea todo. \i\ surgimiento desaparece en la actualidad dela omnisciencia divina. Tampoco la creación sería un proceso realsino que interpretaría tan sólo la ordenación de la estructura deluniverso en el esquema temporal 3Ü. Si queremos comprender deuna manera más exacta el momento procesual de la palabra, que paranuestro planteamiento del nexo de lingüisticidad y comprensión es elmás importante, no podremos quedarnos en la coincidencia con elproblema teológico, sino que tendremos que detenernos un poco en laimperfección del espíritu humano y en su diferencia con lo divino.También aquí podemos seguir a Tomás cuando destaca tresdiferencias:a) En primer lugar, la palabra humana es potencial antes deactualizarse. Es formable, pero no está formada. El proceso delpensar se inicia precisamente porque algo se nos viene a las mientesdesde la memoria. También esto es una emanación, no implica que lamemoria sea despojada o pierda algo. Sin embargo, lo que se nosviene así a las mientes no es aún completo ni está pensado hasta elfinal. Al contrario, es ahora cuando se emprende el verdaderomovimiento del pensar, en el que el espíritu se apresura de lo uno a lootro, va de aquí para allá, sopesa lo uno y lo otro y busca así laexpresión completa de sus ideas por el camino de la investigación(inqitisitio) y reflexión (cogitats). La palabra completa se forma,pues, primero en el pensamiento, y por lo tanto, se forma como unaherramienta, pero cuando emerge en la plena perfección delpensamiento, entonces ya no se produce con ella nada nuevo. Es lacosa misma la que entonces está presente en ella; en consecuencia, lapalabra no es una herramienta en sentido auténtico. Tomás encontrópara esto una imagen espléndida: la palabra es como un espejo en elque se ve la cosa; pero lo especial de este espejo es que por ningúnlado va más allá de la imagen de la cosa. En él no se refleja nada másque esta cosa única, de manera que en el conjunto de sí mismo nohace sino reproducir su imagen (similitudo). Lo grandioso de estaimagen es que la palabra se concibe aquí como un reflejo perfecto dela cosa, como expresión de la cosa, y queda atrás el camino delpensamiento al que en realidad debe toda su existencia. En el espíritudivino no se da nada análogo.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!