08.06.2017 Views

Richards Keith-Vida-Memorias

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Igual si nos hubiéramos puesto las chaquetas de pata de gallo y hubiésemos<br />

tenido aspecto de muñequitos tal vez no habríamos cabreado tanto a los tíos del<br />

público que fue al Wisbech Corn Exchange, en Cambridgeshire, en julio de 1963.<br />

Eramos tipos de ciudad que tocaban la música que se oía en la ciudad, pero<br />

inténtalo en Wisbech hacia 1963 y con Mick Jagger. La reacción no tuvo nada que<br />

ver con lo acostumbrado cuando salimos a tocar delante de aquella caterva de<br />

paletos que iban literalmente con la brizna de hierba entre los dientes en aquel<br />

auditorio plantado en la zona de las marismas. Los disturbios se desataron<br />

porque aquellos pueblerinos, los «mozos», no podían soportar que todas sus<br />

chicas estuvieran como embobadas, locas por aquellos maricones (eso éramos<br />

para ellos) de Londres: «¡M’cago’n...». Fue una broca monumental, y tuvimos<br />

suerte de salir enteros. En honor a los proverbiales contrastes entre los distintos<br />

tipos de seguidores del rock and roll, la noche anterior habíamos estado tocando<br />

en una puesta de largo que organizaba una tal lady Lampson en un sitio de lo más<br />

pintoresco, las antiguas cuevas de contrabandistas de Hastings. Aquel bolo nos<br />

había llegado a través de Andrew Oldham y resultó ser la típica movida<br />

insoportable de gente estirada de buenísima familia que se entretenía jugando a<br />

los bajos fondos en las cuevas de Hastings, que son bastante grandes. Nosotros<br />

éramos parte del entretenimiento. Nos dijeron que cuando no estuviéramos<br />

trabajando podíamos ir al bufé, cosa que nos puso un poco en guardia, todo sea<br />

dicho, pero habíamos estado teniendo un comportamiento intachable hasta que uno<br />

de aquellos tíos rancios le soltó a Ian Stewart: «Bueno, muchachito del piano,<br />

¿entonces también sabes tocar "Moon River"?». Bill lo tumbó directamente, o<br />

algo parecido. Lord Lampson, o el que viniera, apareció preguntando: «¿Quién es<br />

ese hombrecillo horrible?». Es decir, «podéis tocar en nuestras fiestas, pero os<br />

vamos a tratar igual de mal que a los negros», lo que a mí personalmente no me<br />

importaba en absoluto, al revés, me enorgullecía; me refiero a que me encanta que<br />

me traten como si fuera negro, pero tuvo que ser Stu la víctima del primer<br />

comentario de ese estilo («¡bueno, muchachito del piano!»).<br />

Nuestro público fue eminentemente femenino hasta que, a finales de los<br />

sesenta más o menos, acabó equilibrándose la cosa. Aquellos ejércitos de chicas<br />

salvajes perfectamente capaces de arrancarte una extremidad si te ponías a tiro<br />

empezaron a aparecer en grandes cantidades aproximadamente hacia la mitad de<br />

nuestra primera gira por el Reino Unido, en el otoño de 1963. La lista de<br />

participantes era increíble: los Everly Brothers, Bo Diddley, Little Richard,<br />

Mickie Most... Para nosotros era como estar en Disneylandia, o en el mejor<br />

parque temático que pudieras imaginar y, al mismo tiempo, suponía una<br />

oportunidad de oro para ver cómo funcionaban los maestros. Solíamos colgarnos

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!