08.06.2017 Views

Richards Keith-Vida-Memorias

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

momentáneo, pero no parecía que pudiéramos hacer gran cosa, así que dejamos<br />

que camparan a sus anchas mirando en los ceniceros. Sorprendentemente, no<br />

encontraron nada digno de mención aparte de las colillas de unos cuantos porros y<br />

lo que Mick y Robert llevaban en los bolsillos, que era una cantidad mínima de<br />

anfetaminas, compradas legalmente por Mick en Italia, y, en el caso de Robert,<br />

unas pepas de heroína. Por lo demás, seguimos a lo nuestro.<br />

Claro, luego estuvo el episodio de Marianne: después de un día de ácido, se<br />

fue al piso de arriba a darse un baño, había terminado hacía un minuto y yo tenía<br />

una alfombra (o una colcha) inmensa hecha con pieles de conejo, creo, y a ella no<br />

se le ocurrió otra cosa que envolverse con eso. Me parece que también llevaba<br />

una toalla y estaba echada en el sofá tranquilamente después de haberse dado el<br />

baño. Cómo acabó la chocolatina Mars formando parte de la historia, eso ya no lo<br />

sé: había una en la mesa, un par de hecho, porque normalmente con el ácido<br />

te entran ganas de tomar azúcar. De ahí surgió todo el rollo sobre dónde había<br />

encontrado el policía la chocolatina Mars que la ha perseguido desde entonces, y<br />

hay que reconocerle que lo lleva con mucha depor-tividad. En cualquier caso, de<br />

dónde vino aquella connotación y cómo la prensa se las apañó para convertir al<br />

Mars y a Marianne envuelta en pieles en una especie de leyenda urbana ha pasado<br />

a ser poco menos que un clásico de los misterios sin resolver. Es más, la verdad<br />

es que, por una vez, Marianne iba bastante recatada, porque por lo general era de<br />

las que llevan tal escote que te cuesta trabajo saludarlas mirándolas a la cara, y<br />

ella siempre fue muy consciente de que iba provocando: una dama muy dada a las<br />

travesuras, Marianne, ¡y tan buena onda! En esos momentos iba más tapada con<br />

aquella colcha de pelo de lo que lo había estado en todo el día. Total, que una<br />

policía se la llevó al piso de arriba, hizo que se quitara las pieles («¿qué más<br />

queréis ver?») y a partir de ahí el resto ya no es más que una constatación de lo<br />

que discurre por la cabeza de la gente... Los titulares de los periódicos de la tarde<br />

iban en la línea de «muchacha desnuda en una fiesta de los Stones (según<br />

información , obtenida directamente de la policía)». ¿Pero una chocolatina Mars<br />

haciendo las veces de consolador? Eso ya es sacar las cosas de quicio.<br />

Lo curioso con estos mitos es que a la gente no se le olvidan a pesar de que se ve<br />

claramente que no son ciertos, tal vez porque la idea es tan descabellada o cruda<br />

o lasciva que parece inconcebible como invención. Imagínate a un grupo de<br />

policías examinando las pruebas, exhibiéndola como prueba del delito:<br />

«Disculpe, agente, creo que se le ha pasado algo por alto, mire».<br />

1No te esfuerzas mucho por complacerme.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!