08.06.2017 Views

Richards Keith-Vida-Memorias

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Capítulo 1<br />

En el que me detienen unos policías de Arkansas durante la gira<br />

norteamericana de 1975 y se llega a un punto muerto.<br />

¿Por qué paramos a almorzar en el restaurante 4-Dice1 de Fordyce,<br />

Arkansas, durante el fin de semana del Día de la Independencia (aunque el día es<br />

lo de menos)? Pese a todo lo que sabía después de diez años conduciendo por el<br />

Cinturón Bíblico..1* Un pueblo diminuto y los Rolling Stones en el menú policial<br />

a lo largo y ancho de Estados Unidos: todos los polis querían pillarnos a<br />

cualquier precio, ascender en el escalafón y cumplir con el deber patriótico de<br />

librar a la nación de aquellos mariquitas ingleses. Era 1975, corrían tiempos de<br />

brutalidad y discordia. La veda de los Stones se había levantado a raíz de nuestra<br />

gira anterior, la de 1972, también conocida como STP.2 El Departamento de<br />

Estado había observado disturbios (cierto), desobediencia civil (cierto también),<br />

sexo ilícito (¡a saber qué es eso!) y violencia en toda la nación, y la culpa<br />

era nuestra, de unos simples juglares. Como, por lo visto, habíamos incitado a los<br />

jóvenes a la rebelión y estábamos corrompiendo el país, se había decretado que<br />

jamás volviéramos a pisar Estados Unidos. Siendo aquélla la época de Nixon, el<br />

tema acabó por convertirse en una verdadera cuestión política. El presidente en<br />

persona ya había soltado sus perros y empleado sus sucias tretas contra John<br />

Lennon porque pensaba que éste podía estropearle la reelección. En cuanto a<br />

nosotros, según le dijeron oficialmente a nuestro abogado, éramos el grupo de<br />

rock and roll más peligroso del mundo.<br />

Nuestro fantástico abogado, Bill Carter, ya nos había evitado días antes un<br />

par de serios encontronazos urdidos por las policías de Memphis y San Antonio,<br />

pero ahora Fordyce (un pueblo de 4.237 ha- bitantes cuya escuela tenía por<br />

emblema un bicho rojo muy extraño) podía acabar colocándose la medalla. Carter<br />

nos había advertido que evitáramos viajar por Arkansas en coche y que, si lo<br />

hacíamos, bajo ningún concepto saliéramos de la interestatal, eso por<br />

descontado; también señaló que, poco tiempo antes, el estado de Arkansas<br />

había intentado promulgar una ley que prohibía el rock and roll (me<br />

hubiese encantado ver su redacción: «de producirse un estruendo persistente en<br />

compás de cuatro por cuatro...»). Pero allí estábamos, conduciendo por carreteras<br />

secundarias en un flamante Chevrolet Impala amarillo. Seguramente no había en<br />

todo Estados Unidos un lugar más absurdo para pararse con un coche cargado de<br />

droga: una comunidad sureña de palurdos conservadores no precisamente

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!