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Richards Keith-Vida-Memorias

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trastes, era algo nunca visto en Inglaterra, y Brian lo hizo esa noche. Tocó «Dust<br />

My Broom» y fue increíble. Tocaba de maravilla. Todos estábamos<br />

impresionados con Brian. Me parece que<br />

Mick fue el primero que se levantó para hablar con él y supo que tenía su<br />

propio grupo, la mayoría de cuyos miembros se largaron durante las semanas<br />

siguientes.<br />

Mick y yo habíamos ido juntos al club a hacer unas cuantas de Chuck Berry,<br />

lo cual molestó mucho a Cyril Davies, que creía que aquello era rock and roll y<br />

además no sabía tocarlo en cualquier caso. Cuando empiezas a tocar en público, y<br />

encima con tíos que ya lo han hecho antes, eres el último mono y siempre tienes la<br />

sensación de estar pasando un examen: tienes que presentarte a la hora, con todo<br />

el equipo en perfecto estado de funcionamiento (cosa rara en mi caso), tienes que<br />

dar la talla. De repente estás jugando en el patio de los mayores y ya no es<br />

cuestión de hacer un poco el chorra en gimnasios de colegio. Joder, es<br />

profesional! Por lo menos semiprofesional: profesional sin cobrar.<br />

Más o menos por aquella época dejé la escuela de arte. Llega un día en que<br />

los profesores te salen con «¡vaya, esto no está nada mal!» y te mandan a J. Walter<br />

Thompson a una entrevista de trabajo y, para entonces, hasta cierto punto ya sabes<br />

lo que te espera: tres o cuatro sabelotodos con las proverbiales pajaritas:<br />

«¿<strong>Keith</strong>, verdad? Encantado. Bueno, a ver qué nos has traído —tú sacas tu carpeta<br />

y le enseñas algunos de tus trabajos—. Mmm... Yo diría que le vamos a echar un<br />

vistazo a todo esto con calma, <strong>Keith</strong>, no tiene mala pinta. Por cierto, ¿haces bien<br />

el té?». Le contesté que sí pero no para él, me largué con mi carpeta debajo del<br />

brazo (era verde) y la tiré en la primera papelera que encontré en cuanto llegué a<br />

la calle. Ese fue mi último intento de incorporarme a la sociedad en los términos<br />

que ésta marcaba. Segunda vez que me enseñaban la puerta. Yo no tenía ni la<br />

paciencia ni la habilidad necesarias para hacer de correveidile en una agencia de<br />

publicidad, iba a acabar siendo el chico del té... Cierto que no fui muy amable en<br />

la entrevista... En realidad, lo que necesitaba era una excusa para que me dieran<br />

la patada, para que me empujaran hacia la música. Me dije: bueno, tengo dos años<br />

libres, no hay que hacer mili; me voy a convertir en músico de blues.<br />

La primera vez que fui al Bricklayers Arms, un pub mugriento que había en<br />

el Soho, fue a ensayar con lo que acabaría siendo los Stones. Creo que era mayo<br />

del 62, una tarde preciosa de primavera. El pub estaba muy cerca de Wardour<br />

Street, en un callejón. Llego con la guitarra a cuestas y acaban de abrir: típica

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