08.06.2017 Views

Richards Keith-Vida-Memorias

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

La verdad es que no recuerdo demasiado, así de bien me lo pasé. Para mí lo<br />

importante era: «Joder, me he librado de ir al trullo una temporada y estoy<br />

haciendo lo que más me gusta en el mundo». Y además estaba conmigo Lil, la<br />

chica para pasarlo bien en todo momento. Pero entonces la madre de Lil se puso<br />

enferma y ella se tuvo que marchar a Suecia. Y en su ausencia tuve una breve<br />

recaída: en Los Angeles le compré un poco de caballo para esnifar a una mujer<br />

que se llamaba Cathy Smith. Por aquel entonces yo me describía como alguien<br />

que estaba «viviendo su segunda juventud de roquero». Cathy Smith fue<br />

la perdición de Belushi. Para John fue sencillamente demasiado. El era un tipo<br />

muy fuerte, pero se le fue la mano y se pasó de la raya. Además no estaba en<br />

forma. Fumaba freebase, como Ronnie había empezado a hacer también por<br />

aquella época. Hubo una alta tasa de mortalidad entre los participantes en aquel<br />

Saturday Night Live. John murió en el Chateau Marmont. Llevaba demasiados<br />

días sin pegar ojo, demasiadas noches, y era algo que hacía muy a menudo.<br />

Demasiadas noches y demasiado peso que arrastrar.<br />

Tal vez tuviera que ver con haber dejado las drogas, el lento resurgimiento<br />

de toda una serie de impulsos y sensaciones enterrados. No lo sé. El hecho es que<br />

cuando volví a París para terminar Emotional Rescue en los Pathé Marconi, de<br />

nuevo con Lil, tenía siempre el dedo en el gatillo, metafóricamente hablando. Mis<br />

reacciones eran más rápidas, y también mi ira. Hay veces en que se me calienta la<br />

sangre y pierdo los papeles, y odio a la persona que me lleva a reaccionar así.<br />

Cuando algo se desata en tu interior, casi podría decirse que tienes más miedo de<br />

ti mismo que del que tienes enfrente, porque sabes que has llegado a un punto de<br />

no retorno y que serías capaz de cualquier cosa, que podrías matar a alguien y<br />

luego te despertarías preguntando: «¿Qué ha pasado?». «Que le has partido el<br />

cuello a un tío.» Cuando me ocurre, me doy miedo. Quizá tenga que ver con el<br />

hecho de haberme acostumbrado a recibir palizas de pequeño por ser el más<br />

canijo de la clase. Desde luego es algo que me viene de muy atrás.<br />

Gary Schultz, mi encargado de seguridad y gran amigo, estaba conmigo una<br />

vez en una discoteca de París. Había por allí un cabroncete francés que se había<br />

puesto a tocar los cojones a base de bien, el tío iba muy pasado de vueltas. Yo<br />

estaba con Lil, bendita sea, y aquel tipo no hacía más que tirarle los tejos en plan<br />

coñazo, así que al final le solté: «¿Qué has dicho?». Y él: «¿Qué?». Yo tenía en la<br />

mano una copa de tallo largo. Le partí la base y me quedé con el tallo como arma.<br />

Ya tenía al tío en el suelo de rodillas y le puse el pincho en la garganta. Y deseaba<br />

para mis adentros que no se me rompiera la copa en la mano, ya que en<br />

ese momento yo tenía la sartén por el mango. Porque el tío iba con un montón de

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!