08.06.2017 Views

Richards Keith-Vida-Memorias

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

cuando sólo has dormido una hora y tienes una resaca atroz.<br />

Otra vez nos ponemos en movimiento por aquel camino de cabras, y un tipo<br />

muy simpático, un muchacho negro llamado Richard que va encaramado en la<br />

parte de atrás del Land Rover, señala en dirección a una pila inmensa de algo y<br />

dice: «Mirad eso». Se baja, abre un poco por arriba aquel montón de no se sabe<br />

qué y sale volando una paloma blanca. Era mierda de elefante. Por lo visto hay<br />

unos pájaros blancos que siguen a los elefantes y se comen las semillas que éstos<br />

no digieren. Tienen las plumas cubiertas de una especie de aceite, así que no se<br />

pringan de mierda, y además son capaces de respirar dentro de la montaña de<br />

estiércol durante horas y horas. De hecho, se abren camino para salir a medida<br />

que van comiendo. Y aquel pájaro levantó el vuelo con un plumaje impoluto,<br />

como la paloma de la paz, de un blanco inmaculado. Luego, al salir de otra curva,<br />

nos encontramos con un elefante gigantesco en mitad del camino. Está muy<br />

atareado derribando dos árboles de unos diez metros de alto, agarra los dos a la<br />

vez con la trompa. Nos paramos, nos lanza una mirada de «estoy muy ocupado»<br />

y sigue arrancando los árboles.<br />

En ese momento, una de mis hijas dijo: «¡Papá, mira, tiene cinco patas!». Y<br />

yo respondí: «Con la trompa, seis». Tenía una polla de tres metros que arrastraba<br />

por el suelo. Me sentí humillado, muy humillado. A eso lo llamo yo llevar el arma<br />

cargada. De hecho, en el camino de vuelta, Richard nos señaló las huellas: se<br />

veían unas pisadas inmensas de elefante y en medio la línea continua dejada por<br />

su picha sobre el suelo. También vimos guepardos. ¿Cómo supimos que andaban<br />

por allí? Porque vimos un antílope colgado de la rama de un puto árbol. Un<br />

guepardo tenía que haberlo subido hasta allí para devorarlo más tarde.<br />

Y luego llegó el turno de los búfalos de agua: un grupo de unos tres<br />

mil concentrados en una ciénaga. Esos animales son increíbles. Uno de ellos se<br />

pone a cagar y antes de que la mierda toque el suelo viene otro por detrás, la caza<br />

al vuelo y se la zampa. Se beben su propia orina. Y luego, para rematarlo, por no<br />

hablar de las moscas, nos encontramos de frente con una hembra que está<br />

pariendo, ¡y vienen los machos y se comen la placenta! ¿Cuánto más tenemos que<br />

aguantar? Nos largamos de allí y, ya en el camino de vuelta, al imbécil del<br />

conductor se le ocurre parar junto a una gran charca, agarra un palo, dice «mirad<br />

esto» y lo tira al agua. Yo iba medio tumbado en la parte de atrás con una mano<br />

fuera del jeep, y de repente noto un aliento cálido y oigo una dentellada: las<br />

mandíbulas de un cocodrilo me habían pasado rozando la mano como a un par<br />

de putos centímetros. Casi mato al conductor. El aliento de un cocodrilo: no

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!