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Richards Keith-Vida-Memorias

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epartos en furgoneta para una cooperativa de panaderías pese a haberles<br />

advertido que no sabía conducir. Afortunadamente, por aquel entonces casi no<br />

había coches en las carreteras. Mi madre estampó una vez la furgoneta contra un<br />

muro cuando la estaba usando fuera de las horas de trabajo para ir a ver a una<br />

amiga, pero aun así no perdió el trabajo. Debido a la guerra, en la zona más<br />

próxima a la cooperativa repartía el pan con un carro para ahorrar combustible.<br />

Doris se encargaba también de distribuir tartas en una zona muy amplia (media<br />

docena para unas trescientas personas). Y ella decidía quién se las llevaba:<br />

—¿Me puede traer una tarta la semana que viene?<br />

—Bueno... es que ya le traje una la semana pasada, ¿no?<br />

Fue una guerra heroica. Bert tuvo un empleo protegido en una fábrica de<br />

válvulas hasta el día D. Tras el desembarco lo mandaron como mensajero a<br />

Normandía, donde resultó herido durante un ataque de mortero; todos sus<br />

compañeros murieron, fue el único que se salvó en aquella ocasión, pero le quedó<br />

un tajo horroroso, una cicatriz que recorría su muslo izquierdo de arriba abajo.<br />

De pequeño quería tener una igual cuando me hiciera mayor y le preguntaba a mi<br />

padre:<br />

—Papá, ¿qué es eso?<br />

—Lo que me libró de la guerra, hijo —contestaba siempre.<br />

Pero de las pesadillas no se libró, lo acompañaron el resto de su vida.<br />

Durante los últimos años de Bert, mi hijo Marlon vivió mucho tiempo con él en<br />

Estados Unidos y solían ir de acampada juntos. Marlon dice que Bert se<br />

despertaba por las noches gritando: «¡Cuidado, Charlie, ahí viene! ¡Estamos<br />

jodidos, bien jodidos, mierda!».<br />

Los de Dartford somos unos ladrones. Lo llevamos en la sangre. Hay<br />

incluso un poemilla en homenaje al carácter inmutable del lugar: «De Sutton, el<br />

cordero; de Kirby, la ternera; de South Dame, el pan de jengibre y de Dartford,<br />

los ladrones».6 Las fortunas de Dartford solían proceder de asaltos al correo<br />

Londres-Dover a su paso por la antigua carretera romana, Watling Street: la<br />

cuesta de East Hill es muy empinada, luego de repente estás por fin en el valle del<br />

río Darent (no es mucho más que un arroyo) y después viene High Street, que es<br />

muy corta; desde ahí tienes que subir West Hill, y a los caballos seguro que les

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