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Richards Keith-Vida-Memorias

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se ha escapado!». John era una farmacia ambulante. ¿Y quién no en aquellos<br />

tiempos? Freddie Sessler era propietario de unas cuantas farmacias. Y John<br />

estaba en una situación lamentable. Se había hecho instalar una cama de hospital<br />

en el dormitorio, una de esas que suben y bajan, pero sólo funcionaba la mitad de<br />

las posiciones. El espejo del cuarto de baño estaba pegado a la pared con cinta de<br />

embalar y hecho añicos, lo miraras por donde lo miraras. Había agujas clavadas<br />

en las paredes, de cuando se entretenía jugando a los dardos con ellas. Aun así<br />

estuvimos tocando juntos; nunca empezábamos antes de la medianoche, a veces a<br />

las dos de la mañana incluso, y venían también otros músicos. Y conseguí<br />

sobrevivir a aquello sin meterme ni un gramo de caballo. John tenía un proyecto<br />

de disco en solitario, pero, dadas sus condiciones, Ahmet Ertegun optó<br />

por cancelarlo.<br />

En las sesiones de estudio para Some Girls siempre tuvimos viento de cola,<br />

desde el primer día en que nos pusimos a ensayar en aquella sala de forma tan<br />

extraña de los estudios Pathé Marconi de París. Fue como si rejuvenecieramos, lo<br />

cual no dejaba de ser sorprendente teniendo en encuenta el momento tan crítico<br />

por el que pasábamos, porque cabía la po-sibilidad de que yo acabara en la<br />

cárcel y los Stones se separasen. Claro que tal vez eso también influyó: hagamos<br />

algo como es debido antes de que ocurra. Se podía distinguir un cierto eco de<br />

Beggars Banquet: un largo periodo de silencio para luego volver con todo el<br />

empuje, con un sonido nuevo. Siete millones de discos vendidos y dos canciones<br />

en el Top Ten,<br />

Miss You» y «Beast of Burden», hablan por sí solos.<br />

No llevábamos nada preparado antes de entrar en el estudio. Todo lo<br />

ibamos componiendo allí día a día, así que fue como en los primeros tiempos con<br />

RCA en Los Angeles a mediados de los sesenta: las canciones brotaban sin cesar.<br />

Otra gran diferencia en relación con los últimos álbumes era que no había ningún<br />

músico más tocando con nosotros: ni viento, ni Billy Preston. Las otras pistas se<br />

metieron después. Tanta acumulación de colaboradores nos había llevado por<br />

otro camino en los años setenta, y en ocasiones nos había alejado de nuestros<br />

mejores ins-tintos. Así que aquel disco dependía única y exclusivamente de<br />

nosotros y como era el primero que grabábamos con Ronnie, dependía del wearing.<br />

el cruce de las dos guitarras en canciones como «Beast of<br />

Burden». Estábamos más centrados y tuvimos que trabajar muy duro.<br />

El sonido que sacamos se debió en gran medida a Chris Kimsey, el

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