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Richards Keith-Vida-Memorias

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un espléndido músico, lo cual facilita mucho la tarea. Y lo que es más importante,<br />

estaba curtido personalmente en las batallas psicológicas de una banda,<br />

contiendas en las que Mick y yo éramos perros viejos. Don tuvo un grupo que se<br />

llamaba Was (Not Was). Lo creó con un amigo de la infancia y nunca discutieron<br />

hasta que empezaron a tener éxito. Estuvieron seis años sin hablarse, y todo se fue<br />

al carajo en medio de un huracán de acritud y reproches. ¿Suena familiar?<br />

También gracias a Don, la banda y la amistad sobrevivieron. Su teoría sobre el<br />

ADN de cualquier banda es que tarde o temprano los dos miembros<br />

principales acaban enfrentados porque uno de ellos no puede soportar la idea<br />

de que, para dar el máximo, debe trabajar con el otro, la idea de que ambos se<br />

necesitan mutuamente para tener éxito o incluso para que alguien se moleste en<br />

escucharlos. Al final acabas odiando a la otra persona. Bueno, en mi caso no fue<br />

así porque yo quería que dependiéramos el uno del otro y seguir así.<br />

Que Don describa hasta dónde habían llegado las cosas cuando estábamos<br />

haciendo las mezclas en Los Angeles:<br />

Don Was: Cuando hicimos Voodoo Lounge, <strong>Keith</strong> y Mick intercambiaban<br />

comentarios sobre un partido de fútbol o lo que fuera durante medio minuto, y<br />

luego se iba cada uno a su esquina de la sala. Se ponían manos a la obra, pero la<br />

interacción que pudiera haber entre ellos siempre era en el contexto del grupo.<br />

Durante todo el tiempo que estuvimos haciendo ese disco supuse que se llamaban<br />

a las cinco de la mañana para hablar de lo que iba a pasar al día siguiente y todo<br />

eso. Fue sólo al llegar al final cuando me enteré de que no se llamaban jamás.<br />

Según me contó Mick, sólo hablaban por teléfono cuando <strong>Keith</strong> se equivocaba con<br />

la tecla de marcado rápido en su habitación del Sunset Marquis y llamaba a Mick<br />

a la casa que éste había alquilado en las colinas para pedirle más hielo. Pensaba<br />

que hablaba con el servicio de habitaciones.<br />

En cualquier caso, Don ya se llevó un buen susto muy al principio, cuando<br />

se desató una bronca repentina y aparentemente definitiva entre Mick y yo en el<br />

estudio Windmill Lane de Dublín, sin previo aviso y a pesar de la supuesta tregua<br />

que habíamos pactado. Yo creo que la causa fue la total y absoluta falta de<br />

comunicación, la escalada de rencores mal curados. Aquello supuso la<br />

culminación de muchas cosas, pero creo que sobre todo de los problemas<br />

causados por aquella obsesión de Mick por controlarlo todo, que a mí me costaba<br />

tanto digerir y soportar. Ronnie y yo acabábamos de volver al estudio y<br />

Mick estaba imitando unos riffs a la guitarra con una flamante Telecaster. Era una<br />

de sus canciones, se titulaba «I Go Wild», y allí estaba rasgando las cuerdas un

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