Musica Para Camaleones
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DECRECIMIENTO CULTURAL<br />
relación y distribución de recursos. Rechazan<br />
el monocultivo, el neocolonialismo alimentario<br />
y la explotación globalizada de otros países. El<br />
reto al que nos enfrentamos sería plantearnos<br />
hasta qué punto estas propuestas podrían ser<br />
plausibles y eficaces en las políticas culturales<br />
hoy en día.<br />
Así el decrecimiento replantearía la producción<br />
cultural en términos de ecosistemas<br />
socio-culturales donde diversos agentes entran<br />
y deben sostener un ritmo de relaciones en un<br />
entorno con una biodiversidad específica. El<br />
reto es simple: evitar caer en el colonialismo o<br />
monocultivo corporativista de la producción<br />
cultural. Esta se basa en explorar, conquistar<br />
y explotar recursos de forma autoritaria, o en<br />
generar proyectos centralistas en los que no se<br />
permita la producción local ni la biodiversidad.<br />
En concreto, nos referimos a una nueva redistribución<br />
de recursos, con otras lógicas de gestión<br />
y presupuestos, así como de agentes y tiempos<br />
en las políticas culturales. Una que ponga en<br />
duda la necesidad de macroeventos, de grandes<br />
exposiciones de alto coste material que marcan<br />
un monocultivo depredador en cultura. Se trata<br />
de repensar otros modelos alternativos ante el<br />
sistema de producción de “cultura transgénica 1 ”<br />
predominante en la sociedad actual.<br />
Ante este escenario, proponemos modelos<br />
de cooperación local, generación de grupos de<br />
trabajo con expertos locales y espacios de ciudadanía<br />
directa, como elementos donde repensar<br />
la gestión de la cultural. En resumen, otro tipo<br />
de espacios culturales donde se puedan hablar<br />
de presupuestos participativos, sin que ello<br />
suponga una utopía o sueño post- marxista 2 .<br />
Siguiendo las lógicas del decrecimiento,<br />
sería interesante producir un cambio de proporción<br />
en los presupuestos de las instituciones<br />
culturales. Estas se articulan mayoritariamente<br />
sobre gastos materiales basadas en las colecciones<br />
y exposiciones (producto hegemónico de<br />
cultivo en el ámbito de la globalización cultural),<br />
gastos en derivados basados en seguridad/<br />
mantenimiento de dicha producción y en gastos<br />
derivados de la presencia de figuras internacionales<br />
del mercado global de la cultura. Repensar<br />
la proporcionalidad de presupuestos supondría<br />
producir más talleres, cursos, espacios de encuentro,<br />
proyectos educativos, plataformas de<br />
debate con agentes y redes locales. Esta gestión<br />
requiere tiempos y gestiones lentas. Mayoritariamente<br />
responden a espacios de pedagogías<br />
colectivas, de cuidado y afectos lentos (Educación<br />
lenta o slow activism). Y claro está, cuidar<br />
los modos en que se retribuyen y reconocen<br />
estos modos de trabajo 3 .<br />
Esta redistribución también se podría experimentar<br />
en otras dimensiones, en cuanto a la<br />
relación de las instituciones con su entorno. Por<br />
ejemplo, la eliminación de los intermediarios en<br />
la producción de eventos o proyectos (muchas<br />
son las empresas o productoras que tienen un<br />
monopolio con recursos públicos) y la promoción,<br />
en cambio, del trabajo con cooperativas<br />
y colectivos sobre la gestión de la cultura y su<br />
mediación 4 . Otra vía es la inclusión directa y<br />
participativa de diversos sectores profesionales<br />
del entorno en las dinámicas de producción de<br />
centros y la experimentación de otros mode-<br />
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